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Documento de Historia Nº 077. 18 de mayo de 2004Por Iván Ljubetic VargasMatanza de San Gregorio
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La crisis del salitre empeoraba, evaporando ilusiones. Se iniciaba 1921. Siete meses antes en las elecciones presidenciales había triunfado -por escaso margen- Arturo Alessandri Palma, candidato de la Alianza Liberal.
Alessandri, brillante orador y audaz demagogo, recogió anhelos y necesidades de las masas populares. Logró ganar amplios sectores del pueblo, incluso revolucionarios. El intento de hacer claridad en esa contienda electoral por parte del Partido Obrero Socialista -como se llamaba entonces el Partido Comunista- fue infructuoso. De nada sirvió la proclamación de la candidatura de Luis Emilio Recabarren.
El dirigente Juan Chacón Corona, recordaba:
"También fui alessandrista el año 20, como gran parte de la clase obrera. Nos emborrachaban con la ilusión y el "Cielito lindo", por muy fochistas, socialistas y revolucionarios que éramos muchos... El Partido Obrero Socialista decidió presentar la candidatura presidencial de Luis Emilio Recabarren... Nos sentíamos socialistas, estábamos con Reca en cualquier pelea presidencial, lo admirábamos por su fuerza, pero... había que votar por Alessandri".
En diciembre de 1920, seis meses después de las elecciones, llegó Alessandri a La Moneda, en medio del júbilo popular.
El precio del salitre seguía cayendo en picada. En enero de 1921, Recabarren regresó al norte. En la estación de Aguas Blancas, cerca de Antofagasta, lo esperó una delegación para invitarle a dictar conferencias en la Oficina San Gregorio. Recabarren aceptó y permaneció con ellos dos días.
La crisis se agravaba. Muchas oficinas salitreras comenzaban a apagar sus fuegos, la cesantía -sin subsidio- se cernía sobre miles de obreros.
La primera en paralizar fue la oficina San Gregorio, propiedad de la Casa Gibbs, empresa británica. Sus trabajadores plantearon al administrador -un inglés llamado Daniel Jones, con quien tenían buenas relaciones- su decisión de permanecer en la oficina hasta que la compañía pagara un desahucio y tuvieran posibilidad de trabajo en otra parte. Mister Jones les encontró razón y señaló su disposición de comunicar la petición a Gibbs.
Las autoridades provinciales, sin embargo, con el visto bueno del gobierno de Alessandri, decidieron apresurar el desalojo por la fuerza de los trabajadores y sus familiares que vivían en San Gregorio. Enviaron un destacamento de veinte soldados del Regimiento Esmeralda al mando del teniente Argandoña, que se sumarían a los ocho carabineros de guarnición en San Gregorio, a cargo del teniente Gainza. Era el 2 de febrero.
Los obreros, al ver llegar a los militares, comprendieron el peligro de una masacre y enviaron emisarios a las oficinas cercanas solicitando ayuda.
Al mediodía del jueves 3 de febrero de 1921, había en San Gregorio unos 1.300 pampinos.
A las 17.30 horas, dirigentes del comité FOCH de la oficina se dirigieron a la administración, citados por Mister Jones. Les cerraron el paso los uniformados, encabezados por el teniente Argandoña, en estado de ebriedad.
Argandoña les gritó: "Ahora el que manda aquí soy yo y es conmigo con quien deben hablar".
Los fochistas le replicaron que ellos se entendían con Mister Jones. Se produjo un áspero y breve cambio de palabras.
Argandoña sacó su pistola. Se escuchó un balazo. El teniente ordenó a la tropa disparar contra los obreros. Estos, en gran número, se lanzaron sobre los soldados que se replegaron disparando. Indignados al ver caer a sus compañeros, lincharon al teniente Argandoña y al cabo Faúndez. Mister Jones fue herido en una pierna y murió mientras era trasladado a Antofagasta.
En esa misma ciudad el teniente Gainza dio una versión mentirosa de los hechos. El intendente envió más soldados.
El historiador Ricardo Donoso en su obra "Alessandri agitador y demoledor", reproduce el relato de Carlos Vicuña Fuentes en el libro "La tiranía en Chile":
"Alessandri... dejó que los militares hiciesen la subida a la pampa por su cuenta, sin el control de una autoridad civil, y el ejército fue a San Gregorio no a cumplir la función pública de restablecer y resguardar el orden, sino a ejercer una innoble venganza, doblemente ciega, porque no sabía el verdadero motivo de la muerte de Argandoña, ni se curó de comprobar la relación mentirosa del teniente Gainza".
Las tropas del regimiento Esmeralda sembraron la muerte por el camino. Asesinaron a todo pampino que encontraron. En San Gregorio masacraron sin piedad -utilizando ametralladoras- a obreros, mujeres y niños. Incluso, ultimaron a los heridos en el hospital. Las cifras oficiales hablaron de ciento treinta muertos.
Algunos heridos lograron sobrevivir. Sus compañeros -con enorme esfuerzo, heroísmo y solidaridad- los llevaron a Antofagasta y los ocultaron en un altillo del local obrero de la calle Covadonga Nueva.
Casi todos se recuperaron.
"La prensa conservadora -como sostiene Ricardo Donoso- vio en ese episodio, no la desesperada situación porque atravesaban los trabajadores de la pampa salitrera, sino la campaña de agitación iniciada el año anterior, que rendía sangrientos frutos". Como de costumbre, el gobierno y la prensa conservadora, responsabilizaron a las víctimas y a la agitación de Recabarren.
(1) : La Pintura "4º Stato" es una obra de Giuseppe Pellizza da Volpedo, realizada en 1901.
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