El caos en que se encuentra el país a consecuencia de su total bancarrota económica y moral, nos ha movido ha seguir los impulsos de nuestro patriotismo, derrocando un Gobierno nefasto de reacción oligárquica, que sólo supo servir los intereses del insaciable capitalismo extranjero, sin importarle las urgentes necesidades colectivas, la miseria de las clases productoras, la cesantía y el hambre del proletariado.
No nos guían ambiciones mezquinas ni pequeños odios: sólo perseguimos la liberación económica del país y el triunfo de la justicia social, con la instauración de la REPÚBLICA SOCIALISTA DE CHILE, alentada por un alto espíritu de nacionalismo constructivo que asegure a todos los chilenos el derecho a la vida por medio del trabajo productor.
El nuevo régimen al cual damos toda nuestra adhesión, poniéndonos al servicio de un irresistible anhelo popular, asegurará la organización de la Economía Nacional bajo el control del Estado; disciplinará las fuerzas productoras y hará resurgir, mediante una acción enérgica, las riquezas chilenas, no para satisfacerla codicia egoísta de una oligarquía corrompida, sino para bienestar y salud del pueblo.
Contra las pretensiones del capitalismo extranjero, mantendrá imperativamente el deber de afirmar el control de nuestras fuentes de riquezas, entregadas sistemáticamente hasta ahora, a empresas contrarias al interés colectivo, laborando así nuestra verdadera independencia económica. Al construir un nuevo orden de cosas, estamos lejos de las influencias de cualquier imperialismo o del sovietismo ruso.
El hambre, la desnudez y el desamparo que actualmente sumen en la desesperación a grandes masas de trabajadores cesantes, serán subsanados de inmediato, recurriendo para ello a las grandes fortunas, evitando la especulación de los artículos de primera necesidad, prohibiendo los lanzamientos de arrendatarios sin trabajo y dando techos a los muchos que ahora no lo tienen.
Tenemos la conciencia de interpretar el sentimiento público. Un clamor unánime de justicia resuena a lo largo del territorio nacional, empobrecido por la negligencia culpable de sus dirigentes y por el egoísmo de los privilegiados. El desorden de las fuerzas económicas, la crisis de los valores morales y el juego mezquino de los partidos, ponían la Nación ante un dilema: O EL DESASTRE FINAL O UN CAMBIO DE RÉGIMEN.
Un impulso de conservación nacional ha impuesto lo segundo. La acción del nuevo régimen irá precisando su carácter y en lo que realice en bien de Chile estará su más alta y perdurable justificación.
Cuartel General Revolucionario reunido en el Bosque
: En la imagen aparecen por orden Eugenio Matte Hurtado, Arturo Puga y Carlos Dávila. Fotografía aparecida en artículo "La república socialista", Zig-Zag. Santiago : Zig-Zag, 1905-1964. 59 v., n° 1425, (11 jun. 1932), p. 26 (Colección Biblioteca Nacional).