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Documento de Historia Nº 128. 23 de noviembre de 2003(APSI, Nº 154, del 15 al 28 de Octubre de 1984. Págs. 16 y 17) Ricardo Brodsky, candidato a la mesa directiva de la FECH"Demostraremos que no es necesario ni matar ni silenciar para convivir decentemente" (1984)
Como posible miembro de la primera directiva de la FECH elegida democráticamente en estos 11 años de gobierno militar, ¿cuál crees que es el principal aporte que le hace una universidad a su país? Su primer aporte en el Chile de hoy es ser protagonista del proceso de lucha por la democracia y contra la dictadura. Un aporte que será más significativo aún cuando se constituya la FECH. Una segunda contribución tiene que ver con nuestro propósito más específico: democratizar la universidad para que ella juegue un rol constructivo en la sociedad chilena. Es decir, detectar los problemas y pensar soluciones en contacto franco y abierto con todos los sectores del país. ¿Y qué significa democratizar la universidad? Significa democratizar sus estructuras de poder: que el rector sea elegido por la comunidad universitaria, que los directores de escuelas y departamentos sean elegidos por los claustros de profesores, que la federación de estudiantes -y esto ya lo logramos- sea generada por medio de una votación libre donde participen todos los alumnos. Por otra parte, implica democratizar el acceso a la universidad: que la condición económica de un estudiante no sea el factor preponderante para su permanencia en ella. Y. por último, implica democratizar la cátedra: buscar un tipo de docencia que ponga en el centro la participación crítica de los estudiantes en la búsqueda de la verdad, y no concebir al conocimiento como algo envasado que se entrega a quienes están pagando por é, como si se tratara de un producto comestible. Sin embargo, por ahora los rectores siguen siendo -en su mayoría- designados y avalados por la autoridad militar del país... No cabe duda que la mentalidad militar es ajena a la universitaria, porque está basada en conceptos como la disciplina y el orden formal, no de las ideas, sino de los jardines, de los muros: es un concepto de orden basado en la jerarquía, no en la excelencia. Por ese orden obligaron a renunciar a un gran filósofo como Jorge Millas. Por ese orden exoneraron a gran cantidad de académicos de vasta trayectoria. Es absolutamente anómalo pensar que la universidad deba ser controlada por las Fuerzas Armadas. Es increíble que la Junta Calificadora de Generales determine, dentro de la repartija de cargos que hacen, quién va a ser el rector de la Universidad de Chile. Eso es un atentado contra la universidad. Respecto a las elecciones de la FECH, tú formas parte de una lista en que van unidos sectores de la DC, el Bloque Socialista y el MDP. ¿No crees que entre esos grupos existen serias diferencias para entender la labor de los estudiantes en la tarea de diseñar un proyecto alternativo de universidad democrática? Desde un punto de vista analítico, existen en los sectores democráticos dos maneras de entender al movimiento estudiantil. Una de ellas lo concibe como un actor social autónomo cuya labor fundamental es construir una universidad útil para el país. Por ello, solidariza con el deseo de recuperación democrática para Chile, porque sólo así se podrá edificar una comunidad universitaria fuerte en ideas, proyectos y organización. Y otra forma de entender al movimiento estudiantil es como un actor político; punta de lanza de una política particular que busca el enfrentamiento agudo. Ellos miden el grado de éxito por el grado de radicalidad o enfrentamiento con las fuerzas represivas. Creen en la espectacularidad como un objetivo en su mismo. Muchas veces, prefieren a 30 personas tirando piedras que a 500 estudiantes conversando con académicos. Pero esas diferencias son graves... Ambas concepciones están expresando lo que hoy es el movimiento estudiantil. Y si bien existen diferencias, también existen consensos básicos: todos entendemos que la lucha por la democratización de la universidad es parte de la lucha por la democratización del país. Los mismos que quieren que la FECH juegue un papel de punta de lanza entienden que para ello deben recoger las demandas e intereses propios de los estudiantes. Por tanto, siempre hay un diálogo entre ambas vertientes. Yo creo que esta dicotomía podría producir problemas. Sin embargo, nuestra lista va a ir gobernada por un programa, y este programa va a ser muy claro respecto a los fines de la federación: luchar por la democratización y la autonomía de la universidad. ¿Cuáles son las principales diferencias entre la lista de oposición y la del Frente Universitario? Nosotros pretendemos expresar un compromiso efectivo en la defensa de los derechos humanos, los que han sido violados sistemáticamente durante este régimen. Quienes hoy están en el Frente Universitario han mantenido silencio, la mayoría de las veces, frente a estos atropellos. Además, nosotros queremos que la FECH sea un instrumento de lucha, y no tan sólo la representación ingenua de los intereses estudiantiles. Nosotros queremos ser un organismo portador de los anhelos de una generación marginada a la fuerza de su derecho a participar, a criticar. Todas ellas son diferencias más que importantes con los planteamientos del Frente Universitario. Si de ti dependiera, ¿cuál sería el primer gran tema que tratarías en un foro universitario? Para mí, el gran tema de hoy es la unidad del pueblo chileno. La crisis social, moral, política, económica, cultural que afecta al país cuestiona las bases de una convivencia sana en Chile. Desde el concepto de patria hacia adelante. No hay patria para quien lleva tres o cuatro años cesante, para quien gana dos mil pesos mensuales, para el que en las noches ve invadido su hogar por la fuerza pública. Ese es el gran tema: ¿Cómo reconstituir una patria para todos los chilenos? ¿Y cuál será el aporte de tu generación, que está obsesionada por la democracia y nunca ha vivido en ella? Nuestra generación conoce a la democracia por la teoría, por la esperanza, por el deseo dc cambiar el actual estado del país. Nosotros queremos demostrar que no es necesario ni matar, ni silenciar, ni encarcelar, ni torturar, ni expulsar para poder convivir decentemente. En el caso de nuestra universidad, es preocupación permanente salvaguardar los derechos de las minorías: su libre expresión, su posibilidad de influir realmente en la FECH. Y, además, consagrar el hecho de que deben ser las mayorías quienes gobiernen efectivamente a la universidad. Esa es la gran tarea que tenemos por delante. |
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