Por Prof. Carlos Martínez Muñoz

El Comité Pro-Feses (1983-1986)

Estudiantes del comité Pro Feses movilizándose

Libertad para Vivir, Seguridad para Estudiar

El Golpe de Estado, puso fin a todas las organizaciones estudiantiles en Chile, intervino universidades y colegios, expulsó a estudiantes y exoneró a profesores.

La lucha de los Universitarios es bien conocida y se remonta a los albores del siglo XIX, con la fundación de la FECH, en 1907. Sin embargo, los estudiantes secundarios también se organizaron en la misma época, y aunque con menor peso político, de entre sus filas se forjaron grandes líderes nacionales.

En un principio se reunieron en torno a la Federación de Estudiantes de Chile, para, en años posteriores, ir dando forma a un movimiento propio y autónomo, que en los años 70 sería la Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago, conocida con la sigla FESES. Por aquellos años su principal lucha fue en contra de la ENU (Escuela Nacional Unificada), proyecto de reforma integral de la Educación Primaria y Secundaria impulsada por el gobierno de Salvador Allende. En ese momento, la FESES era dirigida por la Juventud Demócrata Cristiana.

La dictadura persiguió a los estudiantes, intervino los principales liceos y prohibió la existencia de Centro de Alumnos democráticos en éstos. Sin embargo, a mediados de 1983, los estudiantes secundarios comenzaron a gestar en los colegios pequeños grupos de discusión y desarrollo político, que se denominaron CODE o Comités Democráticos, que tenían entre sus principales reivindicaciones la creación de Centros de Alumnos democráticos, libertad política y mayor participación social del estudiantado.

Es a principios de 1984 que se crea el Comité Pro-Feses, en torno a las dos principales organizaciones ilegales de estudiantes secundarios: el COEM (Coordinadora de Organizaciones de Enseñanza Media) y la ASEC (Asociación Secundaria de Estudiantes Cristianos), la primera aglutinaba a los CODE de izquierda, mientras que la segunda agrupaba a los estudiantes demócratas cristianos.

El COEM poseía una organización territorial, en base a cuatro grandes zonas: el FUDEM (Frente Único Democrático de Enseñanza Media), en la zona centro; la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), en la zona Oriente; el MED (Movimiento de Estudiantes Democráticos), en la zona norte; y ADE (Asociación Democrática de Estudiantes), en la zona sur de Santiago.

El FUDEM fue el más poderoso y organizado de todos ellos, y fácilmente podía convocar a más de 10 mil estudiantes que marchaban desde Cumming con Alameda hasta el Ministerio de Educación, siendo los principales CODEs que lo integraban los del Liceo de Aplicación, el Instituto Nacional, el Barros Borgoño, el Liceo Nº 1 de Niñas, los Salesianos Alameda (Liceo Juan Bosco y Gratitud Nacional), el Liceo Darío Salas, el Liceo Amunátegui, el Liceo Nº 7 de Niñas de Santiago, el Colegio Andacollo, el INSUCO Nº 1, el Liceo Nº 4 de Niñas, el Colegio Lord Cochrane, entre otros. En sus filas había jóvenes militantes de toda la Izquierda: Juventudes Comunistas (JJ.CC.), Juventudes Socialistas Almeyda (FJS), Izquierda Cristiana (IC) Juventud Rebelde Miguel Enríquez (MIR-JRME), Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU-OC y MAPU-MOC), así como del Movimiento Juvenil Lautaro (MAPU-MJL), Socialistas Comandantes, Socialistas Vanguardia, Socialistas Históricos, Anarquistas y trotskistas.

Entre sus principales dirigentes se destacaron Juan Alfaro, militante comunista del Liceo de Aplicación y Primer Presidente de la FESES, Víctor Osorio, militante de la Izquierda Cristiana, Daniel Núñez, militante comunista, también fue Presidente de la FESES, posteriormente, Secretario General de las Juventudes Comunistas y dirigente de la FECH.

Al mismo tiempo, en la UES, se encontraban los colegios de la zona oriente de Santiago, siendo los más destacables el Liceo Nº 7 de niñas de Providencia, el Liceo José Victorino Lastarria, el Liceo Nº 7 de Hombres de Ñuñoa, el Colegio Latinoamericano de Integración y el Colegio Francisco Miranda (estos dos últimos fueron los principales colegios para los retornados políticos y perseguidos por la dictadura), el liceo A-12, el Liceo Carmela Carvajal.

La lucha de los estudiantes secundarios en el período del Comité Pro-Feses (1984-1986), giraba en torno a dos ejes fundamentales, en Primer lugar, lo propiamente reivindicativo estudiantil (Centro de Alumnos Democráticos, Pase Escolar para todos, rebaja en el valor de la tarifa escolar, fin de la intervención militar en los colegios) y lo político contingente (Renuncia de Pinochet y su Junta de Gobierno, libertad a los Presos Políticos, elecciones libres y democráticas, justicia para las víctimas de violaciones a los Derechos Humanos, retorno de los exiliados, etc.).

En esta lucha fueron muchas y arduas jornadas de reconstrucción del movimiento estudiantil secundario, como la toma del liceo 4 de niñas, 2 tomas al Liceo Darío Salas (1984 y 1987), la toma del Liceo A-12 "Arturo Alessandri Palma" el 10 de julio de 1985, con un saldo de 502 estudiantes detenidos y la salida del Ministro de Educación, Horacio Aránguiz, los Trabajos Voluntarios de Verano en Melipilla (1984, que terminaron con la represión y la muerte del universitario Patricio Manzano en un cuartel de carabineros), Arauco (1985 y 1987), Temuco (1986), la lucha contra la Municipalización (1986). Así también varios estudiantes fueron víctimas de la represión, contándose entre sus muertos los hermanos Rafael y Eduardo Vergara Toledo, en marzo de 1985.

Objetivamente, los estudiantes secundarios fueron una importante fuerza social que luchó contra la dictadura, semanalmente se veía, en la principal avenida de Santiago, a cientos de adolescentes de azul y gris, marchando y combatiendo la represión con consignas como "Libertad para Vivir, Seguridad para Estudiar", "Aquí esta, la FESES, en la Lucha otra vez", "Adelante, adelante obreros y estudiantes", "Avanzar sin tranzar hacia el Paro Nacional" y el más clásico "Y va a caer".

Para quienes fuimos parte de esa lucha, el COEM, fue nuestra escuela en la defensa de la Dignidad y el respeto de los Derechos Humanos, quizás, más temprano que tarde nuestras calles nuevamente vivirán del fragor de los gritos estudiantiles por más respeto y más justicia.