(La Nación, Año XIV, Nº 4.940, Martes 05 de Agosto de 1930, Pág. 3)
Los Estudiantes y sus Problemas
La Universidad de Chile - 1909
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Acaba de darse vida a una nueva Federación de Estudiantes Universitarios. La juventud de la enseñanza superior reconoce la trascendencia de los problemas educacionales y desea asociarse para Cooperar a su integral e Idónea solución y, desde luego, ha querido fijar nítidamente los conceptos básicos que orientarán las actividades de la nueva institución estudiantil. “La Juventud universitaria —testimonia una de las resoluciones ayer adoptadas— acuerda declarar como principio fundamental de su acción colectiva, no reconocer mentores extraños, y organizar sus propias fuerzas en una alta e independiente organización, ajena a toda afinidad con los tradicionales partidos políticos”.
Es esto lo esencial. La generosa vibración de entusiasmos que alberga el espíritu juvenil, sus ímpetus de lucha y sus ansias de idealidad, llevaron otras veces a nuestros estudiantes a olvidar sus propios problemas, y a servir, en cambio, contiendas partidistas estériles y bien poco ennoblecedoras. Como el peregrino extraviado, depositaron sus flores en muchos altares que no eran divinos. De esta suerte, ellos mismos estorbaron la realización de sus más fervientes anhelos.
Ahora desean actuar en su propio campo, y sin otras fuerzas que las suyas. Y dentro de tales aspiraciones, no podréis menos que obtener el cordial concurso de todos. Del Gobierno, en primer termino, ya que éste mantiene análogo programa constructivo en orden al perfeccionamiento, independencia y eficacia de la educación universitaria. De la opinión pública, en seguida, que ve en ellos a los creadores de una vida más elevada y a quienes, por lo mismo, querría ver libres de una contaminación anticipada y perniciosa con las miserias del tráfago político.
Las finalidades diseñadas en la Asamblea inicial de la nueva Federación de Estudiantes, merecen franco apoyo. Deben cumplirse, por cierto, los propósitos de reforma universitaria que el Gobierno ha puesto en marcha: la intervención de los alumnos en la dirección de la Universidad también es necesaria, y por eso el Estatuto Universitario —recientemente promulgado- reconoce y reglamenta esta función. En otro orden, la asistencia libre a las clases implica un debido reconocimiento al criterio del estudiantado superior y constituirá, en la práctica, un instrumento de selección automática, ya que sólo los verdaderamente dispuestos a alcanzar una carrera profesional, concretaran su tiempo al estudio. El país no necesita titulado, por ir a clase, sino profesionales de vocación.
La juventud se inclina siempre más hacia el que sufre, que al poderoso. De allí que el obrero reciba hoy un cálido saludo de la nueva organización estudiantil.
Felizmente nuestro obrero ya no es el desamparado y sujeto de toda miseria que vieron otras federaciones de estudiantes, al nacer. Desde el año 24 adelante, una encomiable legislación social que este régimen se ha empeñado en aplicar e ir reformando con acierto, ha transformado, fundamentalmente sus condiciones de vida. Por otro lado, ya no está solo. Tiene a su lado el apoyo estatal, y, al frente, una justiciera -vara arbitradora en sus conflictos con el capital.
También los obreros no buscan ya ninguna afinidad con la política. Como los estudiantes, sufrieron penosos desengaños en experimentaciones no muy distantes. Y ahora que están consagrados al finiquito de sus propios problemas, de aspecto social. Cultural y económico, logran lo que ayer jamás pudieron ni entrever siquiera. Estudiaron en la universidad del dolor, y acaso en lo relativo a ilusiones frustradas por la política, tendrán más de algo útil que decir a sus jóvenes amigos de la Universidad de Chile.