Espartaco nació en Tracia (113 A.C.), país asentado en lo que hoy es Bulgaria, y que durante siglos fue un importante centro que abastecía a Roma, no sólo de alimentos, sino también de hombres para el Ejército Imperial.

Cuando fue alistado para servir a las huestes imperiales, Espartaco huyó, sin embargo fue capturado y vendido como esclavo a la escuela de gladiadores de Capua, localidad situada en la Campania romana, donde sería entrenado para morir en el circo, máxima entretención del pueblo romano.

En dichas escuelas se reunían esclavos de todo el mundo conocido: Tracios, galos, germanos, etc. Los que guardaban un odio especial a los romanos, que habían esclavizado a sus naciones, y por ende, siempre estaban predispuestos a rebelarse, sin embargo, la carencia de un líder había sido siempre la causa de su fracaso. Espartaco sería ese líder, que con ayuda de otros 70 gladiadores y esclavos emprendieron la fuga, hacia el volcán Vesubio.

Este grupo de insurrectos estableció ahí su campamento y pasaron el primer invierno (74 a. c.). Este tiempo les sirvió para entrenar a los nuevos contingentes de esclavos fugados que llegaban de todos los rincones de la península itálica. Ocasionalmente, Espartaco y algunos compañeros, descendían del Vesubio para asaltar las villas o cuarteles romanos, con el fin de obtener provisiones y armas.

En un principio, los gobernantes romanos no prestaron mucha atención a esta rebelión, que, según ellos acabaría tan pronto se enfrentasen a las huestes romanas. Era sin duda más importante la guerra que en aquel momento sostenía Roma con el rey griego Mitridates, rey del Ponto. No debió pasar mucho tiempo para que los ataques de Espartaco aumentaran en intensidad y frecuencia, por lo que la metrópolis envió contra ellos una fuerza de 3.000 soldados.

Los romanos rodearon el Vesubio, pero Espartaco demostró su innata condición de estratego y logró derrotarlos, adquiriendo un gran número de armas. Este triunfo provocó que miles de esclavos huyeran de sus amos y fuesen al Vesubio a unirse a Espartaco, que formó un ejército de más de 70.000 hombres.

La insurrección ocasionó el pánico entre los romanos, que temían que de no detener a Espartaco, pronto el ejército de esclavos atacaría la ciudad de Roma. Espartaco, sin embargo, se oponía a tal acción y entre sus compañeros esto provocó una fuerte disputa, que terminó dividiendo el ejército de Espartaco, escindiéndose un contingente de 10.000 combatientes, que bajo el mando de Erixo, se enfrentó a los romanos siendo completamente aniquilados.

A pesar de esta derrota, el ejército de Espartaco siguió creciendo y ya en el año 72 a. C. Contaba con más de 120.000 combatientes, que avanzaban hacia el norte. El Senado envío a sus dos cónsules. Su objetivo era evitar el avance de los esclavos sobre Roma, pero Espartaco los derrotó en Mutina, lo que les abría el camino a la Metrópolis, pero Espartaco quería llegar a los Alpes y establecerse en alguna región lejos del alcance de los romanos.

Por alguna razón inexplicable, Espartaco no aprovecho el momento para atacar Roma y, por el contrario volvió al sur. Se cree que temiendo que al norte de Roma, la población, compuesta principalmente por campesinos libres y no esclavos, fuera hostil a ellos.

Marco Licinio Craso decidió dirigir personalmente la campaña y logró una victoria importantísima, que obligó a Espartaco a retroceder.

Espartaco planeó entonces, refugiarse en la isla de Sicilia, creyendo que los esclavos de la isla lo apoyarían, para cruzar entró en contacto con piratas del Mediterráneo, que transportarían a Espartaco y sus seguidores pero fueron comprados por el procónsul de la isla y desistieron de ayudarlo. Entonces, Espartaco se dirigió al puerto de Brundisio, con el fin de llegar a Grecia. En tanto, otro grupo se escindió de su hueste los que fueron derrotados por Craso.

Finalmente Espartaco fue cercado por Craso y Pompeyo, en Apulia, el año 71 a. C., y debió dar una batalla definitiva. Se desencadenó un combate a muerte, siendo derrotados los esclavos, y entre ellos Espartaco, cuyo cadáver nunca fue encontrado. Como escarmiento para todos los esclavos de Roma, más de 6.000 hombres fueron crucificados en la Vía Apia, carretera entre Roma y Capua. Los esclavos que lograron huir siguieron combatiendo en las montañas, pero al cabo de diez años, ya habían sido totalmente derrotados.

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¿Quienes eran?, ¿Por qué luchaban?
Los gladiadores romanos forman parte de nuestras fantasias infantiles y una cruel realidad de la antigua civilización romana, hoy tenemos una interesante página sobre ellos.

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