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Documento de Historia Nº 052. 30 de noviembre de 2003La Guerra Civil Española¿Por quién doblan las campanas?Por Paco Peña en (Revista "Punto Final" Nº 373, Año XXX, 21 de Julio al 03 de Agosto de 1996. Págs. 16-18) "¡Madrid! ¡Madrid! ¡Aquí Tetuán... Las autoridades civiles han sido arrestadas... Los legionarios se acercan a la estación... ¿Qué hacemos?". Silenciado brutalmente por los insurrectos, éste será el último mensaje trasmitido por el radiotelegrafista de las fuerzas leales a las autoridades republicanas desde Marruecos, en la noche del viernes 17 al sábado 18 de julio de 1936.
Temiendo que el complot fuera descubierto, los oficiales sediciosos de la Legión, secundados por tropas marroquíes, se adelantan al día fijado como inicio del "alzamiento" y ya desde la tarde del 17, el coronel Yagüe toma el control de Ceuta y Melilla. A excepción de la base aeronaval, defendida por marinos y aviadores republicanos, los alzados controlan el 18 todo el Protectorado español. El general Franco, procedente de las Canarias, se pondrá al frente del ejército de África desde donde comenzará la "reconquista" del suelo español. Sin embargo, a pesar del éxito del alzamiento en regiones como Galicia, Castilla la Vieja, Navarra, parte de Aragón, Andalucía y Mallorca, el gobierno republicano controla los dos tercios del territorio. En Madrid y Barcelona, tropas leales y las milicias obreras de la UGT y la CNT aplastan el intento sedicioso. El pronunciamiento, concebido por los oficiales facciosos, fracasa frente a la resistencia que se organiza paralelamente al gobierno de Casares Quiroga, quien visiblemente sobrepasado por los acontecimientos, dimite el mismo 18. El Presidente de la República, Manuel Azaña, nombra al republicano moderado, José Giral, como presidente del Consejo. Este preside un gobierno compuesto solamente por ministros republicanos pero acepta, bajo la presión popular, distribuir armas a las organizaciones de trabajadores. En Barcelona el general golpista Goded -procedente de Mallorca-se atrinchera con sus tropas en la Capitanía General de la ciudad siendo capturado en la noche: es la primera derrota militar de los que desde ahora se harán llamar "nacionalistas" por oposición a los republicanos.
Se instala entonces en la capital catalana el embrión de un nuevo poder: el Comité de las Milicias Antifascistas, formado por la CNT, la FAI, la UGT, los comunistas y el POUM (1), quienes ejercen un poder de hecho y paralelo al gobierno autónomo catalán presidido por Luis Companys. En Madrid, el general golpista Fanjul se apodera del cuartel de La Montaña, pero es apresado por las fuerzas republicanas al mediodía del 20. Los oficiales golpistas son ejecutados en el acto. En Sevilla, Queipo del Llano, general insurrecto, procede a la eliminación sistemática de los trabajadores de los suburbios y de los obreros agrícolas adictos a la república. En Valladolid, Burgos, Salamanca, el alzamiento triunfa desde las primeras horas. Se trata de la España profunda y la población civil apoya con entusiasmo el pronunciamiento. En Pamplona, capital histórica de Navarra, el general Emilio Mola -jefe militar de la conjuración- contando con la abrumadora mayoría del ejército y secundado por las milicias carlistas ('los requetés") se niega a parlamentar con el gobierno republicano: "Ustedes tienen sus partidarios; yo, los míos. Si concluimos un acuerdo, traicionaríamos nuestros ideales y a nuestros hombres... Mereceríamos ser linchados". En Zaragoza, el general Cabanellas -masón y primera antigüedad en el ejército- ocupa la ciudad y reprime todo intento en defensa de la legalidad republicana. Será nombrado por los conspiradores presidente de la Junta de gobierno que se constituye en Burgos el 23 de julio, una vez que el viejo general golpista Sanjurjo -exiliado en Portugal y previsto como jefe de la junta- se estrellará con su avión el 20 en Estoril. Los nacionalistas controlan un tercio del territorio español, pero el golpe de aparente fácil factura, diseñado por los conjurados, ha fracasado, gracias a la derrota de las tropas insurrectas en Madrid, Barcelona, Valencia y en las provincias vascongadas, donde los católicos y el Partido Nacionalista Vasco se mantienen fieles a la República. TRES AÑOS DE ODIO Y CORAJE
Se da inicio a la guerra que se prolongará por casi tres años, desatando las pasiones, el odio, la entrega generosa, los actos de heroísmo y las atrocidades por lado y lado. Más allá de las fronteras españolas, la guerra es percibida como un enfrentamiento mayor entre democracia y fascismo, preludio de la guerra que se desencadenará tres años más tarde en Europa: La guerra civil española reflejó también el viejo conflicto existente entre "Las dos Españas". La primera, tradicionalista y cristiana que se enorgullecía de su acción civilizadora y que consideraba que la obra y el pensamiento católicos eran consustanciales al genio español, al alma de España. Sublimando un pasado predemocrático, esta España, estimaba que la causa de todos los males ibéricos había comenzado con la introducción en la Península de las modernas ideas republicanas. Por el contrario, "la otra España", veía la causa de la decadencia española en su orgulloso aislamiento. Su salvación residía entonces en la apertura hacia Europa, en la modernización económica que tenía obligadamente como corolario la adecuación de sus instituciones políticas a los nuevos vientos que soplaban por entonces. No habiendo realizado la revolución industrial en el siglo XIX como otros países europeos, España era uno de los "enfermos de Europa", el país -según Unamuno- donde la Edad Medía se había prolongado más que en ningún otro. Las dos Españas cruzarían lanzas durante el siglo XIX: las guerras carlistas, los innumerables pronunciamientos, hasta la instauración de la efímera 1ª República en 1873, marcan la historia española de esa centuria. La Restauración (monarquía constitucional) iniciada en 1876 termina en 1923, cuando a raíz dc la crisis social y política existente y de los repetidos desastres militares de las armas españolas en Marruecos sublevado, tiene lugar el 13 de septiembre, el pronunciamiento del general Miguel Primo de Rivera. El rey Alfonso XIII lo reconoce inmediatamente y Primo de Rivera se mantendrá en el poder hasta 1930, cuando su dictadura, que muchos autores consideran como "benigna y pintoresca", se inclina ante la fronda militar. La oposición por su porte -ex monarquistas, republicanos, radicales y socialistas- firma el 17 de agosto de 1930 el famoso Pacto de San Sebastián, estableciendo los principios de la futura república que un calendario electoral deberá fijar con precisión. Las municipales del 12 dc abril de 1931 constituyen entonces un verdadero plebiscito: los republicanos son mayoritarios en casi todas las ciudades, particularmente en Madrid y Barcelona. Se proclama la República y Alfonso XIII pone al exilio sin renunciar a la corona. El nuevo gobierno provisorio dirigido por Niceto Alcalá Zamora está compuesto por representantes de todo el abanico político español a excepción de los anarquistas, comunistas y la derecha. Católico practicante, Alcalá Zamora manifiesta su reticencia frente a la legislación de sesgo laico impulsada por los republicanos y considerada por la Iglesia como atentatoria a sus privilegios. En las legislativas de junio de 1931 los republicanos obtienen una amplia mayoría en las Cortes Constituyentes. Alcalá Zamora, sobrepasado por los republicanos de izquierda renuncia en octubre, siendo elegido en contrapartida Presidente de la República Manuel Azaña, radical y laico intransigente, retiene el poder efectivo como presidente del Consejo hasta septiembre dc 1933. Posteriormente, en abril de 1936, reemplaza a Alcalá Zamora como jefe de Estado. Durante los dos primeros años de la República (1931-1933) el gobierno emprende un gran número de reformas, indispensables para asentar duraderamente la frágil y naciente democracia: reforma del ejército (reducción de número de oficiales), decretos relativos a la educación laica y lucha contra el analfabetismo, supresión del financiamiento estatal del clero, disolución de la Compañía de Jesús, promulgación de la ley de divorcio, secularización de los cementerios, ley de Reforma Agraria y Estatuto acordado a Cataluña. ETAPA DE CONFUSIONEl gobierno debe hacer frente sin embargo a la oposición de izquierda encabezada por los anarquistas, quienes ejercen una gran influencia en numerosos sindicatos, en Cataluña y entre los obreros agrícolas de Andalucía, pero que no se interesan por el éxito de un gobierno "burgués". La derecha por su lado intenta una sublevación por intermedio del general Sanjurjo, que es sofocada en agosto de 1932. La evidencia salta a la vista: un sector significativo del ejército conspira y se niega a aceptar el nuevo poder republicano. Por otra parte las huelgas y alzamientos anarquistas se suceden: huelga de teléfonos lanzada por la CNT en julio de 1931. Enero de 1932: huelga general y sublevación en la cuenca del Llobregat. En un clima de violencia generalizada, el gobierno pierde las elecciones municipales de abril de 1933, pero la denota política de más envergadura tiene lugar en noviembre de ese mismo año, con ocasión de las legislativas: los republicanos pierden la mayoría en las Cortes y el radical Alejandro Lerroux preside un gobierno de centroderecha, que debe hacer frente a un período de gran agitación política a raíz de su instalación y de la amnistía acordada por el nuevo gobierno al golpista Sanjurjo y sus secuaces. El primero de octubre de 1934, Lerroux constituye un gabinete con tres ministros de la CEDA. (3)
Los republicanos, socialistas, anarquistas y comunistas consideran que se trata de la virtual implantación del fascismo, proclamando la huelga general en Cataluña y en Madrid, las que son sofocadas por el gobierno. En Asturias, los mineros comunistas, Ia CNT y la UGT enfrentan con dinamita a las tropas gubernamentales ocupando varias ciudades e instalando el control obrero en Oviedo. Es la "revolución de octubre" de 1934 en Asturias "la roja". El gobierno de Lerroux envía a la temible Legión Extranjera, que del 10 al 18 de octubre aplasta la heroica resistencia obrera. Esta fuerza está comandada por el coronel Yagüe, pero Franco y el general Goded dirigen el conjunto de la represión, que tiene como resultado cerca de 1500 muertos y más de 3000 heridos. Gabriel Jackson y Hugh Thomas (4) estiman entre 30 a 40 mil el número de prisioneros en el país. La sublevación de Asturias constituye el momento crucial, el viraje decisivo en la historia dc la Segunda República española. Desde ahora se ve con nitidez la línea divisoria entre los antagonistas de 1936. La represión de la república conservadora va a forjar la unión de los diversos sectores de izquierda, quienes en enero de 1936 forman el Frente Popular (5) ganando las elecciones legislativas al mes siguiente (16 de febrero de 1936). Manuel Azaña es nombrado Presidente de la República en mayo. La violencia política se enseñorea en el país, llegando a su clímax el 12 de julio con el asesinato por los falangistas del teniente republicano José Castillo, de la UMRA (6). Oficiales amigos de éste replican al día siguiente ultimando al monarquista Calvo Sotelo. El pronunciamiento militar está ya en marcha y en las barriadas elegantes de las grandes ciudades, los falangistas, monarquistas y conservadores al tanto de los preparativos conspirativos se aprestan a sumergir a España bajo una ola de sangre: En septiembre de 1936 el socialista Francisco Largo Caballero forma un gabinete compuesto por ministros republicanos, socialistas y comunistas. Ello da cuenta del papel cada vez más importante jugado por los comunistas, sobre todo a partir de la defensa de Madrid, sitiada por los nacionalistas. Los anarquistas aceptan formar parte del gobierno del "Lenin español" en el mes de noviembre, en el momento en que la toma de Madrid -creen los nacionalistas- terminará de una vez por todas con la porfiada resistencia republicana. SOLIDARIDAD INTERNACIONALEn el resto de Europa el levantamiento provoca una gran conmoción. A pesar de la timidez de la ayuda proporcionada por el gobierno del Frente Popular francés encabezado por León Blum, los sindicatos y los comunistas organizan un primer contingente de voluntarios dispuestos a defender la república española.
El 22 de octubre, el gobierno republicano español autoriza la creación de las Brigadas Internacionales, promovidas por la Internacional Comunista desde el mes de agosto. Comienza entonces una de las gestas más nobles y memorables de la solidaridad entre los pueblos. En las semanas que siguen se alistan los primeros batallones: alemán, francés, italiano, polaco, y uno compuesto por voluntarios de once países quienes regarán con su sangre generosa el suelo español (8). Se trata de militantes disciplinados y aguerridos que constituyen, así como el 5º Regimiento -organizado por el PCE- y los milicianos madrileños, la punta de lanza de las fuerzas republicanas en la batalla de Madrid que comenzará el 7 de noviembre de 1936. En el terreno está ya presente por otra parte, el material germano-italiano entregado por Hitler y Mussolini, así como consejeros militares de estos dos países pertenecientes a la Legión Cóndor y al Corpo di Truppa Volontaria italiana. Pero por otro lado, ya ha comenzado a llegar la ayuda soviética (aviones y blindados del general Pavlov) que jugará un papel importante en la defensa de Madrid, haciendo retroceder el 29 de octubre, de las cercanías de la capital al ejército nacionalista. El conjunto de las fuerzas leales está bajo el mando del general republicano José Miaja. Los anarquistas encabezados por Durruti, dejando de lado sus discrepancias con los republicanos aportan a la defensa de Madrid. Dolores Ibarruri, "La Pasionaria", llama en sus encendidos discursos a la defensa de la capital española: ¡No pasarán!, espeta. Europa y el mundo contemplan fascinados la epopeya madrileña. Los republicanos contraatacan el 24 de noviembre liberando algunos de los suburbios ocupados por los nacionalistas. El frente de Madrid se estabiliza hasta el final de la guerra.
El pueblo de Madrid, los comunistas, las Brigadas Internacionales y el general Miaja, han salvado la República que resistirá todavía por más de dos años y medio. La guerra de España durará hasta el 1º de abril de 1939, causando cerca de 800 mil muertos y la fractura profunda permanente en su alma, acrecentada por el drama de la represión consiguiente y el exilio de miles de sus mejores hijos. Antesala del gran conflicto mundial, la gesta española seguirá reflejando en la conciencia de miles de hombres, un momento singular de la solidaridad entre los pueblos, pocas veces igualado en la historia. A sesenta años de distancia, continúa siendo el símbolo global de la lucha de los años treinta. Miles de hombres en el mundo y en nuestro país, crecieron al calor de los cánticos y de las historias prometeicas de la epopeya española. Miles siguen considerando que la guerra civil es una de las causas políticas que incluso con el paso del tiempo, aparece todavía tan pura y movilizadora como lo fue en 1936. En muchos de ellos resuenan las palabras de sus mayores que les hablaban en su infancia de esa España, de esa "piedra estoica que se abrió en dos pedazos de dolor y de piedra profunda". De la España de Líster, de Dolores, de El Campesino, de Durruti, de Lorca, de Machado, de Hernández, de los exiliados que rumiaban su pena, su rabia y su nostalgia, sin renegar jamás del camino transitado: El Frente Popular fue una infructuosa tentativa, con sus errores y grandezas, que no logró impedir disensiones fraticidas en su propio campo. Formado por hombres que creían firmemente en la justicia social, en la solidaridad y que mantuvieron frente a los reveses la proverbial dignidad ibérica. El ejemplo de esta lucha pareciera hoy en día completamente inactual, "demodé", tanto el pragmatismo y lo "political correct" choca con el proyecto generoso encarnado en la patria de Don Quijote por miles de hombres y mujeres. Hace sesenta altos los exiliados españoles se desparramaban por el mundo y a duras penas aprendían a vivir en otras patrias. Estos desterrados constituyeron desde entonces, una patria que todo hombre libre siempre ha reivindicado como propia: "En julio de 1936 el pueblo español se encaró con la alternativa de sumisión o resistencia. Escogió resistir y, como sus antepasados en más de dos mil años, luchó magníficamente. Luchó para preservar de la tiranía a España y a Europa. Fueron vencidos, pero no humillados en sus almas. La grandeza moral de una república generosa y de una lucha titánica por la libertad servirá bien a su espíritu en el futuro" (10)
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