Introducción
La casi seguridad de la existencia de vida en otros planetas ha dado vigencia y actualidad a los OVNIS. Sólo la esperanza de que signifiquen algo más que meros objetos, casualidades en la atmósfera, satisface a los que miran las estrellas deseando no estar solos en el Universo.
Esta necesidad, la fantasía y también el interés comercial han llenado de contenido extraterrestre a los Objetos voladores No Identificados; las más de las veces levantando una barrera entre la ciencia y las observaciones
Por la fuerza de esta situación, vida extraterrestre y OVNIS se han convertido hoy en causa y efecto de una misma realidad. Axioma que por supuesto nadie está en condiciones de demostrar científicamente
Proponerse el estudio de los OVNIS exige una condición: el estudio de quienes los observan. Son los únicos que dan fe de su existencia o que dan fe de su ignorancia para explicarse el fenómeno que han visto. Esto exige conocer sus experiencias, y provisto de ese material cualquier lector estará en condiciones de juzgar. No existe el "ovniólogo", si así; puede llamársele, y el campo para las teorías está
abierto a todos, aunque nadie responda por su utilidad.
TESTIMONIOS SECULARES
No se sabe exactamente cuántos son los testimonios acumulados
ni cuántos más los testigos de fenómenos
celestes inexplicables que han evitado confesarse por miedo al
ridículo. Una organización de "investigadores"
sostiene que cuenta con más de 18.000 testimonios debidamente
archivados y sistematizados. Seguramente entre ellos también
se cuentan los que proceden de fuentes tan insospechadas como
los papiros egipcios o la misma Biblia, porque desde Tutmosis
El Grande (1.487 a. de J. C.) hasta hoy, la humanidad registra
en su historia el paso fulgurante de extraños objetos no
identificados. Tal como lo testifica un papiro que forma parte
de los Anales Reales de Tutmosis III: "...en el año
22, tercer mes del invierno, a la sexta hora del día, los
escribas de la casa de la Vida notaron la llegada de un círculo
de fuego. Su cuerpo tenía una vara de largo y un 5o de
ancho (5x1 m. aproximadamente)... allí arriba, ellos se
elevaron en dirección sur. Cayeron del cielo peces y aves...
Una maravilla jamás vista desde que este país existe.
Su majestad hizo traer incienso para apaciguar...". Pero
el documento presenta vacíos que esconden seguramente aspectos
aún más interesantes. Insiste, -sin embargo, en
que "no tenía cabeza, su boca despedía un aliento
de olor fétido. No tenía voz".
La India aporta testimonios aun más concretos. El Ramayana.
antiguo poema hindú del año 1000 a. C., describe
"un carro celestial": "El carro puspaka parecido
al Sol y que pertenece a mi hermano fue traído por el Poderoso
Ravan; este excelente carro aéreo, que va a cualquier sitio
a voluntad, está dispuesto para ti (Rama). Este carro,
parecido a una brillante nube en el cielo, está en la ciudad
de Lanka".
Según otros documentos tan antiguos como el Ramayana, en
aquella época ya se contaba no sólo con "carros"
sino, además, con los instructores ("dragones de sabiduría")
que estaban en condiciones de enseñar el "arte de
volar en vehículos aéreos". Es la historia
de los OVNIS, que en la India corre el riesgo de codearse irreverentemente
con los más pretéritos antecesores del cuento del
tío.
En la Biblia también la imaginación encuentra un
amplio campo, desde los extraños ángeles que visitaron
a Lot, anunciándole la inminente destrucción de
Sodoma y Gomorra, hasta el apasionante relato de la visión
de Ezequiel. ". . . miré y vi venir el septentrión
-dice Ezequiel-, un nublado impetuoso, una nube densa, en torno
de la cual resplandecía un remolino de fuego, que en medio
brillaba como bronce en ignición. En el centro de ella
había semejanza de cuatro seres, vivientes, cuyo aspecto
era éste: tenían semblante de hombre, Pero cada
uno tenía cuatro aspectos y cada uno cuatro alas, Sus pies
eran derechos y la planta de sus pies era como la planta del toro.
Brillaban como bronce en ignición, Por debajo de las alas
y a los cuatro lados salían brazos de hombre; todos cuatro
tenían el mismo semblante y las mismas alas que se tocaban
las del uno con las del otro... Mirando a los vivientes descubrí
junto a los cuatro lados una rueda que tocaba la tierra. Las ruedas
parecían de turquesa, eran todas iguales y cada una dispuesta
como si hubiera una rueda dentro de otra rueda... Sobre la cabeza
de los vivientes había una semejanza de firmamento, como
de portentoso cristal, tendido por encima de sus cabezas, y por
debajo del firmamento estaban tendidas sus alas".
Finalmente, Ezequiel informa sobre el ruido de esta misteriosa
aparición: "oía el ruido de sus alas, como
ruido de río caudaloso, como ruido de truenos, y oí
el rumor de las alas de los cuatro seres, que daban la una contra
la otra, y el ruido de las ruedas, ruido de gran terremoto..." (Ezequiel, 2-12-13).
Indudablemente Ezequiel no contaba con más imágenes
que las que brindaba la naturaleza para explicar su visión.
Por eso, tanto las ruedas como las alas o los pies de toros deberán
entenderse como los intentos mejor logrados para explicar una
realidad absolutamente desconocida; o como una buena narración
fantástica que llenara a Ezequiel del respeto de sus semejantes,
indispensable para desempeñar con autoridad su tarea de
profeta. La duda, en todo caso, queda planteada: ¿se trataría
de un OVNI o el profeta estaba necesitado de popularidad como
tantos de los observadores contemporáneos de platillos
voladores?
La lista de estas fantásticas apariciones no se detiene
en la Biblia. Los japoneses de la Antigüedad, los tibetanos
y hasta los romanos cuentan con su acervo "platillista".
Los últimos, por boca de Plinio (Siglo 1 a.C.), autor de
la Historia Natural, relatan y clasifican los objetos voladores:
Clipei Ardentes (escudos ardientes), que atraviesan los cielos;
los Chasma, que semejan una abertura en las nubes o en el cielo;
los Trabs (en forma de- viga), objeto alargado y brillante en
toda su extensión, y los Dolium (ánfora para vinos),
casi esféricos, con una concavidad en su parte inferior
desde la que despiden una luz humosa.
Los OVNIS de la Antigüedad tanto como los de la Edad Media
juegan un papel más protagónico en la historia (o
en la imaginación), y en Suiza íntervienen hasta
en una batalla, se codean con los profetas; terráqueos
y extraterrestres se relacionan más, aunque en todos los
casos no dejan otro testimonio que el de sus observadores y el
de algunas creaciones indudablemente humanas, pero que parecen
reflejar la presencia de seres de inteligencia o tecnología
superiores: las pirámides desparramadas a lo ancho del
planeta, las figuras labradas en la tierra de Nazca (Perú)
o el misterio del mapa de Piri Reis que, de no encubrir un timo
de procedencia medieval o interesadamente contemporáneo,
sería uno de los interrogantes más serios para los
escépticos. El mapa de Piri Reis, según sus descubridores,
estaría dibujado o copiado aproximadamente en la época
de Cristóbal Colón. Constituye una proyección
cartográfica, muy particular, de todo el planeta, con detalles
topográficos de más de diez mil años de antigüedad,
incluyendo de la Antártida y el Artico. Una visión
tan acabada del planeta tal como aparece, sólo pudo obtenerse
desde el aire y con el concurso de poderosas naves.
LOS OVNIS DE HOY
La documentación actual sobre observaciones de OVNIS es mucho
más nutrida que !a antigua. Los enormes avances en las
comunicaciones y una humanidad más dispuesta a hablar,
llenan archivos donde se codea lo intrigante con lo francamente
fantástico. Cuentistas e inocentes observadores (casi nunca
niños) han poblado páginas de periódicos,
han "hecho noticia" y, eventualmente, ganancias con
sus descubrimientos.
Las observaciones contemporáneas se ubican con alguna regularidad
en ciertos períodos históricos, cada dos años.
Tomando como punto de partida los años 1950-52, hasta 1960,
cuando la frecuencia de observaciones disminuyó y año
desde el cual ya no se contó con estadísticas.
Existe, sin embargo, una excepción: el año 1957.
No se ajusta a esa periodicidad bianual, pero coincide con el
lanzamiento de los dos primeros satélites artificiales
soviéticos: Sputnik I y II. Seguramente fue la oportunidad
en que el hombre miró más insistentemente el cielo
o estimuló en mayor grado su imaginación "extraterrestre".
De las innumerables observaciones, algunas constituyen "clásicos"
de conocimiento insoslayable y permiten obtener el panorama general
indispensable para tomar contacto con el problema.
Miles de personas. vieron, el 7 de enero de 1948, las evoluciones
de un extraño artefacto en las inmediaciones de Madisonville,
Kentucky (EE. UU.). La cercanía de Fort Knox (el depósito
de las reservas de oro de los EE. UU.) puso en alerta al personal
de la base aérea de Godman, próxima a éste.
Su comandante ordenó a tres cazas F-51 que se acercaran
al objeto. La escuadrilla estaba al mando del capitán Thomas
Mantell. De los tres aparatos , el que consiguió ubicarse
más cerca del objeto fue precisamente el conducido por
el capitán Mantell, quien inició una persecución
que en poco tiempo obligó a superar la altura para la que
estaba habilitado su aparato (6.000 metros). Más tarde,
mientras los otros dos pilotos abandonaban la persecución,
se perdió contacto radial con Mantell. Y el mismo día,
a 145 km. de la base, aparecieron los restos del piloto junto
a su avión completamente destrozado.
Múltiples versiones no consiguieron despejar las dudas
y suspicacias tejidas alrededor de este acontecimiento, aunque
la que cobró mayor verosimilitud fue la de que Mantell
persiguió un globo sonda, pereciendo al superar el límite
de navegación sin máscara de oxígeno. Quienes
trataron de profundizar la explicación insisten en que
un globo sonda no es visible simultáneamente desde sitios
ubicados a 280 km. de distancia, si realiza evoluciones a tanta
velocidad. Por otra parte, el Cap. Mantell era, según antecedentes,
un avezado piloto que díficilmente cometería el
error que se le critica.
Menos cruenta, pero igualmente interesante es la observación
que sigue: el 24 de julio de 1952, dos coroneles aviadores navegaban
en un B-25 sobre la ruta aérea que conduce al Lago Salado,
en EE. UU. cuando se enfrentaron a tres objetos que volaban en
formación. En un primer momento era posible confundirlos
con tres F-86 volando en V, pero a medida que los dos pilotos
se aproximaban tuvieron la certeza de encontrarse ante aparatos
desconocidos: eran sólo tres alas en delta, de un color
plateado "vivísimo", sin cola ni cabina de pilotaje,
sólo una línea se extendía sobre la superficie
superior de cada objeto, de un extremo al otro. La velocidad con
que se desplazaban triplicaba la de un F-86. Pasaron a sólo
400 metros del avión piloteado por los coroneles, de manera
que éstos pudieron retener perfectamente sus características.
Las investigaciones posteriores indicaron que en las inmediaciones
del sector donde fueron avistados no podía haber volado
ningún avión delta de los que poseía la marina
de los EE.UU. precisamente de color plateado, como ningún
otro. Tampoco podía ser un globo sonda que confundiera
la observación de los coroneles.
En el mismo año 52 ocurrió otra presentación
de OVNIS, esta vez mucho más prolongada. Los observadores
fueron no solamente personas, sino instrumentos. radares. Los
radares ofrecen a los más escépticos la garantía
de su imparcialidad. Muy difícilmente entregarán
un falso testimonio, aunque no podría asegurarse lo mismo
de sus operadores. Pero la observación que sigue no solamente
cuenta con radaristas y radares entre sus testigos, sino también
con pilotos y hasta un ingeniero, que curiosamente fue el único
de toda la población de la ciudad de Washington que presenció
el fenómeno.
El 19 de julio de 1952 ocho técnicos controlaban desde
el Centro de Control del Aeropuerto Nacional de Washington el
despegue y aterrizaje de aviones. Esta difícil operación
sólo puede realizarse con el auxilio de radares que anticipan
la presencia de los aparatos desde 150 km. de distancia. A la
0.40 hora las pantallas solamente señalaban la llegada
de un avión cuando de improviso siete puntitos luminosos
indicaron a los radaristas la presencia en su campo de observación
de otros tantos aparatos; el ingreso tan impetuoso a la pantalla
indicaba que lo hacían a una velocidad fantástica.
Pronto los objetos se separaron y dos de ellos se situaron sobre
la Casa Blanca y un tercero sobre el Capitolio. El jefe de los
radaristas requirió el auxilio de la aviación militar.
Los OVNIS invadían zonas prohibidas. En el mismo momento.,
otro de los objetos se colocaba a la zaga de un avión que
acababa de despegar. Su piloto fue avisado desde el centro de
control y poco después por la radio respondería-
"He visto el objeto, pero se fue como una exhalación
antes de que yo pudiera acercarme más a él. Ascendió
hasta perderse de vista en tres o cuatro segundos".
Durante cinco horas los radaristas presenciaron las extrañas
evoluciones de los aparatos, que incluso fueron inútilmente
perseguidos por aviones a reacción de la Fuerza Aérea
norteamericana. Por momentos, la velocidad registrada alcanzaba
los 11.520 Km. por hora. Finalmente, cuando ya se retiraban, fueron
avistados por un testigo, el único, quien aseguró
que se trataba de discos que giraban en formación desperdigada.
Esta vez los visitantes demostraban un sensible olfato político
(¿visitando o amenazando?) frente a las instituciones del
Gobierno norteamericano. Y una osadía que no se repitió
en otras ocasiones.
En muchas oportunidades los OVNIS han evolucionado cerca de aviones.
Durante la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Corea, muchos
pilotos aseguraron que unas "bolas de fuego" perseguían
a sus aparatos. Los "foo-fighters" (cazas de fuego),
como fueron llamados, por lo general no sobrepasaban los cincuenta
centimetros de diámetro. pero sus movimientos parecían
responder a un dictado inteligente, ya que seguían las
evoluciones de los aviones, los esquivaban y hasta volaban en
formación. Eran de forma esférica y brillaban con
resplandores rojizos. Los pilotos nunca pudieron asegurar que
contaran con una estructura visible. como alas o cola, y los radares
no registraban su presencia. Presentaban cierta similitud con
los fuegos de San Telmo o con los rayos en bola, que son fenómenos
atmosféricos producidos durante las tempestades eléctricas,
Pero la comparación no consiguió explicar los movimientos
inteligentes ni los desplazamientos autónomos que efectuaban
los "foofighters" alrededor de los aviones de combate.
A los "foofighters" se sumaron otras apariciones, como
luces voladoras y bolas de fuego verde, que pasaron a constituir
una fauna particular para los pilotos de guerra norteaméricanos.
No es extraño, por lo demás, que las torturadas
conciencias de quienes descargaban destrucción diariamente
en Corea necesitaran el soporte de lo desconocido para no sentirse
tan a solas con sus actos.
Los intentos de estudiar científicamente estos casos no
consiguieron desembocar en ningún resultado satisfactorio,
con excepción de algunas observaciones de su velocidad
estimada en 65.000 Km. por hora en el caso de las bolas- de fuego
verde.
Los testimonios fotográficos son los que entregan la mayor
cuota de confianza a quienes analizan críticamente el fenómeno
de los OVNIS. También aquí es. posible hacer trucos,
y ninguna fotografía de OVNIS está ajena a esa posibilidad.
Pero en este terreno es donde más difícilmente la
imaginación puede reemplazar a la realidad y debe ser por
eso, precisamente, que los testimonios fotográficos son
los más escasos.
Existen entre ellos algunos "clásicos": las las
cinco fotos de Río de Janeiro y la película llamada
de Tremonton.
Las primeras, según sus autores, fueron obtenidas en la
ex capital brasileña por dos reporteros gráficos
de la revista O'Cruzeiro. El disco que aparece tendría,
de acuerdo a la altura probable en que se hallaba, un diámetro
estimado entre 50 y 70 m. Los detalles de su estructura no son
fácilmente perceptibles, pero hay quienes, interpretando
la fotografia, distinguen. un cuerpo sensiblemente cónico
en el centro, que atraviesa todo el espesor del disco; una delgada
corona anular de 50 m. de diámetro y un anillo de sección
circular que se apoya tanto en la corona anular como en el cono
central (Eduardo Buelta, citado por Antonio Ribera en su libro
"El gran enigma de los platillos volantes").
La película de Tremonton es una cinta de 12 m. que registra,
según se asegura, el paso de una formación de objetos
brillantes y redondos.
UN HOMBRE QUE LOS VIO
Un brasileño, un francés y un norteamericano han protagonizado,
en la historia de los OVNIS, el capítulo más pintoresco:
el de] contacto o la visión más cercana de los tripulantes
de los platos voladores, la aspiración secreta de tantos
mortales, el deseo infantil de la aventura interplanetaria. Un
francés que los vio, un norteamericano que habló
con ellos y un brasíleño autor de la primera aventura
amorosa y la primera inseminación interplanetaria.
Marius Dewilde. un obrero metalúrgico francés, de
34 años, ofreció la siguiente narración de
los hechos que según él observó: Mi mujer
y mi hijo acababan de acostarse y yo leía junto al hogar.
El reloj de la pared marcaba las 22.30 cuando me sorprendió
oír ladrar a mi perro Kiki. El animal aullaba lúgubremente.
Creyendo que tal vez se habría introducido algún
ratero en el patio, tomé la lámpara de bolsillo
y salí. Al llegar al jardín, distinguí una
masa sombría sobre la vía férrea a menos
de 6 m. de la puerta de mi casa (la vía férrea que
va de Saint-Amand a Blanc-Misseron pasa junto al jardín
de la casa que ocupaba Dewilde esa noche de septiembre de 1954).
Pensé que debía tratarse de un carro abandonado
allí por un campesino -sigue Dewilde-. me dije que debía
advertir a los empleados de la estación a primera hora
de la mañana siguiente para que lo retirasen y así
evitar un accidente... En aquel preciso instante mi perro llegó
saltando hacia mí y de pronto, a mi derecha, oí
un rumor de pasos precipitados. En aquel lado existe un sendero
llamado el 'Camino de los Contrabandistas", pues a veces
éstos lo utilizan de noche para franquear la frontera franco-belga.
Mi perro ladraba furiosamente vuelto en aquella dirección.
Encendí la lámpara eléctrica y proyecté
el rayo luminoso hacia el sendero.
"Lo que vi, nada tenía que ver con los contrabandistas.
Eran dos seres distintos a todo cuanto yo había visto.
Estaban a tres o cuatro metros de mí, detrás de
la valla, que era lo único que me separaba de ellos, se
dirigían uno detrás de otro hacia la masa sombría
que yo había observado sobre la vía férrea.
"Uno de ellos, el que iba delante se volvió hacia
mí. El haz luminoso de mi lámpara hizo surgir en
el lugar donde debía tener la cara, un reflejo de vidrio
metálico. Tuve clarísimamente la impresión
de que su cabeza estaba encerrada en un casco de escafandra. Además,
los dos seres vestían unos trajes análogos a los
de los buzos. Eran de muy pequeña talla, probablemente
de menos de un metro, pero extremadamente anchos de hombros y
el casco que protegía la "cabeza" me pareció
enorme. Vi sus piernas, pequeñas, proporcionadas a su talla,
segun me pareció; mas, por el contrario, no distinguí
brazos, Ignoro si los poseían.
"Pasados los primeros segundos de estupor me precipité
hacia la puerta del jardín con intención de cortarles
el paso, para capturar al menos a uno de ellos. Estaba apenas
a dos metros de las dos siluetas cuando, brotando de pronto de
una especie de cuadrado que se abrió en la masa oscura
que yo había distinguido sobre los rieles, me cegó
una iluminación potentísima, como la luz de magnesio.
Cerré los ojos y quise gritar, sin conseguirlo. Estaba
como paralizado. Intenté moverme, pero las piernas no me
obedecían.
"Como en sueños, oí a un metro de mí
ruido de pasos sobre la losa de cemento que hay frente a la puerta
de mi jardín. Eran los dos seres que se dirigían
hacia la vía férrea.
"Por último, el proyector se apagó y readquirí
el dominio de mis músculos. Eché a correr hacia
la vía. Pero la masa sombría que estaba sobre ella
se elevaba sobre el suelo, balanceándose ligeramente a
la manera de un helicóptero. Sin embargo, pude ver cómo
se cerraba una especie de puerta. Por debajo brotaba un espeso
vapor oscuro con un ligero silbido. El aparato ascendió
verticalmente ... al cabo de un minuto desapareció en el
horizonte."
"ASTRONOMO AFICIONADO"
La afinidad de George Adamski con la astronomía surgió
seguramente de la cercanía de su restaurante del observatorio
de Monte Palomar, en EE. UU.
A partir de 1946, Adamski se convirtió también en
un "investigador de los platos voladores". Afirmaba
que en esa época, durante una lluvia de meteoros, había
descubierto su primer OVNI. Esa visión había acicateado
su curiosidad a tal extremo que, a partir de ese momento, su obsesión
era no sólo verlos, sino también tomar contacto
con ellos. "Tenía la seguridad de que lo haría"
-afirmaba.
En su prolongada exploración de los cielos con un pequeño
telescopio había tenido algunos éxitos: la impresión
de más de 700 fotografías, de las cuales 12 correspondían
a aparatos en forma de cigarro y a discos luminosos que se desprendían
de ellos. La fidelidad de las placas fue siempre cuestionada,
insinuándose que sus desvelos eran un truco publicitario
para acarrear clientes a su restaurante Palomar Garden's. Adamski
no tomaba en cuenta estas calumnias y continuaba su búsqueda.
El 20 de noviembre de 1952 tuvo su recompensa. Con un grupo de
amigos, también aficionados a la "ufología"
(del inglés UFO: Unidentified Flying Object), persiguió
un OVNI hasta que consiguió acercársele a muy corta
distancia.
"La astronave estaba parada casi encima de mi cabeza -narró
Adamski-. Menos de cinco minutos después, se produjo una
claridad en el cielo y casi instantáneamente surgió
un bello y pequeño aparato circular, que descendía
silenciosamente... "
Adamski fotografió el objeto en ese momento, gastando todas
las placas que llevaba. De pronto, un hombre apareció por
entre las ondulaciones del terreno donde se posara el "pequeño
aparato circular". "Me hacía señales para
que me aproximase." Adamski obedeció. "Dos cosas
me llamaron la atención -dijo-: Una era que sus ropas parecían
muy extrañas, con pantalones semejantes a los de un esquiador;
la otra, que sus cabellos eran largos y le caían sobre
los hombros, Con ropas apropiadas aquel ser hubiera parecido una
bella mujer terrestre. Mas yo tengo la certeza de que era un hombre."
Los intentos de comunicarse con palabras no surtieron ningún
efecto; la aparición no entendía. Entonces, Adamski
ensayó hacerlo mentalmente, sumando a sus pensamientos
la acción de señalar el Sol y dibujar las órbitas
de los distintos planetas del sistema. La aparición entendió
y finalmente indicó que procedía de Venus. Esto
lo hizo repitiendo las palabras de Adamski con "una voz más
aguda que la de un adulto o mejor dicho más fina, como
la de un muchacho en la pubertad, y muy musical..."
La afinidad espontánea entre la aparición y el terráqueo
permitió que en poder de Adamski quedara el primer mensaje
interplanetario, bastante completo, ya que el ser no sólo
habló de las características de su astronave, sino
que opinó en contra de la guerra nuclear, que perturbaba
el espacio exterior, y terminó confidenciando que algunos
hombres ya habían sido llevados voluntariamente a otros
planetas. Antes de emprender el vuelo hacia la astronave madre
que lo esperaba en las alturas, el venusiano se despidió
de Adamski prometiéndole regresar.
Las consecuencias de la aventura fueron inmediatas: el mundo,
a través de la prensa, conoció las revelaciones
de Adamski y un grupo de sus seguidores creó la George
Adamski Subscription Found. El astrónomo aficionado, perseverante
"ufólogo", realizó una gira mundial narrando
su experiencia y hasta fue invitado especialmente a una entrevista,
con la reina Juliana, de Holanda, de donde, parece ser, no salió
muy bien parado, ya que la reina se hizo asesorar por dos científicos.
Palomar Garden's acrecentó su clientela con los interesados
en los OVNIS, que tomaron a Adamski como su ídolo, y en
los faldeos del Monte Palomar se realizó una convención
"ufológica" a la que asistieron cerca de dos
mil personas y naturalmente Adamski. La ingenuidad de sus seguidores
demostró no tener límites y la leyenda de los platos
voladores no retrocedió, a pesar -de que uno de sus portavoces
la convirtió en lucrativo medio de obtener popularidad.
EXTRAÑA RELACION SEXUAL
A la de Adamski sucedió otra aventura, esta vez en Brasil,
y, su protagonista, Antonio Villas Boas, campesino de Ponte Porán,
a 1.500 Km. al oeste de Río de Janeiro, fue más
afortunado.
El 15 de diciembre de 1957, Villas Boas araba un campo situado
a la orilla de un río, estaba solo y era de noche. Una
luz parecida a una estrella se aproximó a gran velocidad
y se estacionó a 100 m. sobre el lugar donde estaba el
campesino. El motor del tractor en que trabajaba se detuvo, mientras
el objeto que despedía la luz aterrizaba a 20 m. Villas
trató de escapar, pero dos personas que salieron del aparato
lo persiguieron y luego de un forcejeo fue reducido y transportado
al interior de la máquina, a una dependencia circular de
1,50 a 1,80 m. de altura y de 1,80 a 2,10 m. de diámetro.
Los seres, vestidos todos con una "especie de mono blanco,
ajustado, formado por escamas metálicas" sólo
llegaban al hombro del campesino que medía 1,67 m. Usaban
guantes y protegían su cabeza con un casco opaco, con sólo
una rendija horizontal transparente a la altura a que normalmente
están los ojos de los humanos.
Con un instrumento flexible tomaron muestras de sangre del mentón
de Villas Boas y luego lo desnudaron completamente. Fue transportado
a otro compartimiento donde había una litera y pasaron
por su cuerpo una especie de esponja empapada en un líquido
refrescante, aparentemente para limpiarlo, según Villas
Boas, porque estaba sucio. Después le dejaron solo durante
cinco minutos. De pronto, por una puerta que se abrió silenciosamente,
ingresó una mujer, completamente desnuda, que avanzó
hacía él con los brazos abiertos...
Villas Boas la describió como de 1,40 a 1,50 m., cabellos
ralos y rubios, desprovista de cejas y pestañas y de un
peso aproximado de 35 Kg. Al parecer su fisonomía era normal,
ojos de aspecto "chino", pómulos salientes y
dentadura blanca y bien formada, los rasgos en general los describió
como "delicados".
En esta situación el campesino se vio forzado a aceptar
los hechos y, aunque su narración en este punto es muy
escueta, parecería que se consumó satisfactoriamente
la primera relación sexual interplanetaria de la historia.
Otros detalles narrados por Villas Boas permitirían deducir
que la intención de los extraterrestres fue la de un cruzamiento
racial con el fin de formar una generación de hombres adaptables
al ambiente terrestre. Cualquiera otra hipótesis caería
en el ridículo, a menos que cayeran en el ridículo
no sólo la teoría, sino también el testimonio
y el mismo Villas Boas, como parece indicar el sentido común.
EL CASO DE LOS SHERIFFS
Las tres historias precedentes han sido citadas con la intención
de que el lector juzgue imparcialmente, junto con las restantes
observaciones, cuán amplio y variado resulta el asunto
de los OVNIS. Se dirá que a la sombra de honestos observadores
medran los oportunistas, los mitómanos y fantasiosos, lo
cual es probable. Pero lo más importante es no perder de
vista la casi imperceptible línea que separa a lo falso
de lo verdadero. Cuando se habla de los platos voladores no sólo
se entra en un campo desconocido por la ciencia sino también
al terreno más complicado aún de la naturaleza humana,
que hace suyo lo fantástico y que confunde infinitamente
lo real con lo posible y lo posible con lo deseable. Las tres
historias de contacto con seres extraterrestres han sido recogidas
de entre otros muchos testimonios más realistas, más
probables, pero sólo porque el argumento es más
"digerible" o porque la calidad de los testigos es más
confiable. Al fin y al cabo, el material de todas estas historias
es el mismo.
Una muestra de esa afirmación es la siguiente experiencia
recogida por dos sheriffs de Angleton (Texas, EE.UU.).
El 3 de septiembre de 1965, a las 23 horas, viajaban en un automóvil
por la ruta nacional entre West Columbia y Damon, al sur de Houston
(Texas). Uno de ellos, de nombre Goode, iba al volante, manejando
con la mano izquierda vendada. Lo había mordido un perro.
En la línea del horizonte apareció repentinamente
una potente luz roja, que provenía de una fuente luminosa
circular, y que luego dio paso a otra menos poderosa, de color
azul, a la derecha de la primera. Salían de un mismo objeto,
que evolucionaba muy rápida y silenciosamente. Los sheriffs
detuvieron el automóvil, mientras el objeto que se aproximaba
se detenía a una distancia desde la cual ya era visible
su estructura. En tanto observaban, Goode, que estaba al volante,
bajó el vidrio de su ventanilla y sacó su mano izquierda
vendada. El objeto, un óvalo alargado, sin letras, marcas
o signos visibles carecía de ventanillas, ruedas o antenas.
La distancia entre las dos luces, roja y azul, era de aproximadamente
60 metros y la parte inferior del objeto parecía de un
metal brillante donde se reflejaban los objetos que iluminaba
la roja: el prado, los postes telegráficos y el mismo automóvil
de los policías.
Goode comenzó a experimentar en su mano, brazo y hombro
izquierdo un intenso calor. Se lo hizo saber al otro sheriff,
que permanecía con la ventanilla cerrada y que no había
sentido nada. Curiosamente, el objeto estaba a la derecha de Goode,
vale decir, del lado opuesto al volante.
De pronto, Goode aceleró el automóvil y partió
velozmente (después reconocería que "perdió
la cabeza") hasta que, kilómetros más adelante,
consiguió serenarse y, por indicación del otro sheriff,
condujo nuevamen. te el automóvil hacia el lugar del hecho.
Esta vez se ubicaron en sentido contrario, pero se repitieron
los mismos síntomas en Goode; el calor y el pánico,
por lo que decidieron abandonar la observación.
En marcha hacia Angleton, Goode descubrió que su mano herida
no le molestaba y, al retirar la venda, vio que el enrojecimiento
y la hinchazón habían desaparecido.
El objeto, la ventanilla fueron los elementos aparentemente ligados
que brindaron el material para que esta experiencia desconcertara
al más imparcial de los observadores.
LOS
OBSERVADORES OBSERVADOS
La cantidad de observaciones tendría poca importancia si no
fuera porque su número, más que en un problema especulatívo,
la convierte en un problema social.
Así, por ejemplo, entre los años 1947 y 1952 se
habrían registrado cerca de 44.000 observaciones sobre
el territorio de los EE. UU., de las que sólo llegaron
a conocerse 4.400, el 10 por ciento. Los testigos restantes guardaron
prudente silencio.
Un organismo oficial de la Fuerza Aérea de los EE.UU.,
el ATIC (Air Technical Intlligence Center), realizó la
investigación de 1.593 casos. De su informe podía
deducirse que: 18,5% de las observaciones correspondían
a globos; 11,76% a aviones; 14,20% a cuerpos celestes; 4,21% a
otros (reflejos, pájaros, papeles); 22,72% eran fraudes,
y 26,94% a los no identificados. 429 casos no teoían explicación
para el ATIC. De ellos, el 70% se había observado desde
el aire, 12% desde tierra, 10% a través de radares y 8%
en forma simultánea, en radares y visualmente.
Las mujeres demostraban ser las más observadoras: habían
visto dos de cada tres ¿te los 1.593 casos analizados,
pero, tratándose de los OVNIS, la proporción se
invertía considerablemente: una mujer por cada diez hombres
entregaba un testimonio.
Sólo dos países han prestado atención oficial
al problema de los OVNIS: EE.UU., a través, del ATIC, como
ya se ha dicho. y otras comisiones, y la Unión Soviética,
a juzgar por una información de la revista Plane. ta, del
año 1967. De la URSS no se conoce pronunciamiento oficial
alguno.
Los EE.UU., más explícitos. entregaron en el año
1969 las conclusiones de una comisión presidida por el
físico Edward U, Condon. que se pronunciaba terminantemente
contra la tendencía a atribuir a los OVNIS un origen extraterrestre,
La comisión, integrada por eminentes científicos,
basó sus conclusiones, en el estudio de 659 caso, sin explicación
satisfactoria, recopitados a lo largo de 21 años"
por la Fuerza Aérea norteamericana, Pero a lo largo de
18 meses de estudio sufrió las hajas de algunos científicos,
entre ellos el psicólogo D. R. Saunders y otro colega que
fueron despedidos por no compartir los métodos de la comisión.
Saunders aseguró que se había desperdiciado "una
oporUn organismo oficial de la Fuerza Aérea de los EE.UU.,
el ATIC (Air Technical Intlligence Center), realizó la
investigación de 1.593 casos. De su informe podía
deducirse que: 18,5% de las observaciones correspondían
a globos; 11,76% aviones; 14,20% a cuerpos celestes; 4,21% a otros
(reflejos, pájaros, papeles); 22,72% eran fraudes, y 26,94%
a los no identificados. 429 casos no tenían explicación
para el ATIC. De ellos, el 70% se había observado desde
el aire, 12% desde tierra, 10% a través de radares y 8%
en forma simultánea, en radares y visualmente.
Las mujeres demostraban ser las más observadoras: habían
visto dos de cada tres de los 1.593 casos analizados, pero, tratándose
de los OVNIS, la proporción se invertía considerablemente:
una mujer por cada diez hombres entregaba un testimonio.
Sólo dos países han prestado atención oficial
al problema de los OVNIS: EE.UU., a través, del ATIC, como
ya se ha dicho. y otras comisiones, y la Unión Soviética,
a juzgar por una información de la revista Planeta, del
año 1967. De la URSS no se conoce pronunciamiento oficial
alguno.
Los EE.UU., más explícitos entregaron en el año
1969 las conclusiones de una comisión presidida por el
físico Edward U, Condon. que se pronunciaba terminantemente
contra la tendencia a atribuir a los OVNIS un origen extraterrestre.
La comisión, integrada por eminentes científicos,
basó sus conclusiones, en el estudio de 659 casos sin explicación
satisfactoria, recopilados a lo largo de 21 años por la
Fuerza Aérea nortearnericana, Pero a lo largo de 18 meses
de estudio sufrió las bajas de algunos científicos,
entre ellos el psicólogo D. R. Saunders y otro colega que
fueron despedidos por no compartír los métodos de
la comisión. Saunders aseguró que se había
desperdiciado "una oportunidad sin precedentes" de realizar
un estudio verdaderamente "científico". Según
los expulsados, la comisión tenía el objetivo de
liquidar toda especulación extraterrestre antes que encarar
el estudio serio de los antecedentes
Contra las conclusiones del Dr. Condon se alzaron numerosas voces
de protesta, además de las de sus colegas. Estas partieron
del grupo de los aficionados al "platovoladorismo",
su hobby y aun la fuente de sus ingresos, puestos en peligro por
una comisión "mañosamente dirigida". No
era para menos. Años de recopilación y sistematización,
y hasta teorías sobre las características de las
astronaves y sus técnicas de vuelo, debían ser defendidas
contra el cerrado dogmatismo de los que pensaban como el Dr. Condon.
Carl Jung, psicólogo mundialmente conocido, había dicho en (1958: "... Los OVNIS no contituyen un mero rumor; una explicación psicológica tampoco sirve en estos
casos, ya que Ios citados objetos han sido observados por numerosas
personas a la vez. Todo indica que están dirigidos por
pilotos de naturaleza humana y construidos por seres inteligentes
superiores". Lord Dowding, mariscal del aire británico,
jefe de la RAF (Real Fuerza Aérea) durante la batalla de
Inglaterra, opinaba en 1954 que "... la masa, de pruebas
es tan abrumadora que hace mucho tiempo yo acepté la realidad
de los platillos volantes...". En estas y otras opiniones
los "platovoladoristas" encontraban el respaldo para
continuar su tarea.
"ALINEACIONES"
Y CAMPO DE GRAVEDAD
Sin duda que en el terreno de la especulación habían
avanzado mucho. Un francés, Aimé Michel, concibió
hasta una teoría que se proponía explicar el carácter
presuntamente racional, planificado en las apariciones de los
OVNIS. Según Michel, es posible establecer una red lineal
que una los lugares donde se registran observaciones. Los centros
de estas redes estarían definidos por la aparición
de un objeto en forma de "cigarro", y las líneas
tendidas radialmente atravesando ese punto corresponderían
a observaciones de objetos luminosos, bolas de fuego, discos con
frecuencia. ¿Nave madre y naves exploradoras, respectivamente?
Michel llamó a este sistema ortotenia (en griego: tendido
en línea recta), de acuerdo al cual la Tierra estaría
siendo sometida a una planificada observación que coincidiría
con las oposiciones del planeta Marte. Otra teoría, la
del capitán Plantier, de la aviación francesa, serviría
para explicar el sistema de propulsión de las astronaves.
Según ésta, los extraterrestres necesitarían
solamente cumplir con un requisito: crear su propio campo de gravedad
en cada astronave. Orientando ese campo de gravitación
en la dirección opuesta, por ejemplo, a la Tierra, conseguirían
alejarse de ella. Controlando la dirección, avanzarían
en cualquier sentido. Contando con su propio campo de gravitación,
los tripulantes no tendrían problemas con la aceleración
ni con la desaceleración. Se explicarían así
los sorpresivos cambios de dirección, que se observan en
los OVNIS, siempre, claro está, que cada molécula
respondiera al nuevo campo de gravitación.
Al arrastrar en torno a sí mismos una considerable masa
de aire, los OVNIS no experimentarían el choque con la
atmósfera ni se calentarían con su contacto, como
tampoco harían ruido.
Pero ni el capitán Plantier ni los "platovoladoristas"
explican cómo conseguirían crear el campo gravitatorio
propio, aunque no hay que pensar que ése pueda ser un obstáculo
para los extraterrestres.
Por este camino, con un poco de imaginación y algunos remiendos
provisorios a la razón, es posible contar con la explicación
del carácter extraterrestre de los OVNIS. Faltaría
preguntarse: ¿por qué no contamos con algún
testimonio objetivo y material de su presencia? ¿Por qué
no sé dan a conocer? ¿No se comunican? Los "platovoladoristas"
responden fácilmente. "Eso incumbe a la psicología
intersideral".
El campo de la especulación como se ve, ha tenido la oportunidad
de explayarse -hasta las mas anchas praderas de la ciencía-ficción,
Siempre es más agradable relacionar los acontecimientos
entre sí, tratando de obtener principios o leyes de dudosa
validez, que situan cada una de las observaciones en la materia
social y cotidiana de los que dicen ser sus protagonistas.
Las grandes oleadas de observaciones correspondieron a una época
en que el mundo era acosado por el fantasma de la guerra nuclear,
la intervención norteamericana en Corea y la Guerra Fría,
y los OVNIS aparecieron precisamente en los EE.UU. y otros países
donde los intereses económicos y políticos necesitaban
manipular a la "opinión pública" en forma
sistemática.
Poderosas cadenas periodísticas que devoran información
necesitan abundante material: truculencia y sensacionalismo son
una buena mercancía. Y hay una sustancia maleable en cada
humano, acosado por los problemas cotidianos. El pensamiento fantástico
no es una creación de los artistas, es un aliado de la
ignorancia, es una consecuencia de la falta de respuestas. Es
la necesidad de un mundo y una realidad más vistosa que
la de todos los días.
No extraña, entonces, que entre los casos "difíciles"
que -examinara el informe Condon se encontrara una huella de garra,
que "naturalmente' sólo podía corresponder
a una "criatura galáctica". La interpretación
fue mucho más sencilla: era el "resultado de un acto
de micción efectuado en la arena por alguna persona o animal".
Tampoco el pensamiento científico puede sorprenderse ante
la posibilidad de recibir a los delegados de otros mundos, pero
es importante recordar que, de ser así, habría que
destruir por inútil la teoría de la relatividad
y, por supuesto, todos los pilares de las ciencias naturales y
exactas actuales. Entonces, sorprendería que los OVNIS
fueran algo tan doméstico como los platos voladores, algo
tan adecuado a la mentalidad que se rige precisamente por la teoría
de la relatividad...