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Documento de Historia Nº 015. 17 de marzo de 2002


Los Ovnis, un misterio de milenios

Por Martin Cavilla en Revista "Hechos Mundiales" Nº 67. Emp. Edit. Nacional Quimantú. Julio de 1973

Indice


- Introducción
- Testimonios seculares
- Los OVNIS de Hoy
- Un Hombre que los vió
- Astrónomo aficionado
- Una extraña relación sexual
- El Caso de los Sheriffs
- Los observadores observados
- "Alineaciones" o Campo de Gravedad

Introducción

La casi seguridad de la existencia de vida en otros planetas ha dado vigencia y actualidad a los OVNIS. Sólo la esperanza de que signifiquen algo más que meros objetos, casualidades en la atmósfera, satisface a los que miran las estrellas deseando no estar solos en el Universo.

Esta necesidad, la fantasía y también el interés comercial han llenado de contenido extraterrestre a los Objetos voladores No Identificados; las más de las veces levantando una barrera entre la ciencia y las observaciones

Por la fuerza de esta situación, vida extraterrestre y OVNIS se han convertido hoy en causa y efecto de una misma realidad. Axioma que por supuesto nadie está en condiciones de demostrar científicamente

Proponerse el estudio de los OVNIS exige una condición: el estudio de quienes los observan. Son los únicos que dan fe de su existencia o que dan fe de su ignorancia para explicarse el fenómeno que han visto. Esto exige conocer sus experiencias, y provisto de ese material cualquier lector estará en condiciones de juzgar. No existe el "ovniólogo", si así; puede llamársele, y el campo para las teorías está abierto a todos, aunque nadie responda por su utilidad.

TESTIMONIOS SECULARES

No se sabe exactamente cuántos son los testimonios acumulados ni cuántos más los testigos de fenómenos celestes inexplicables que han evitado confesarse por miedo al ridículo. Una organización de "investigadores" sostiene que cuenta con más de 18.000 testimonios debidamente archivados y sistematizados. Seguramente entre ellos también se cuentan los que proceden de fuentes tan insospechadas como los papiros egipcios o la misma Biblia, porque desde Tutmosis El Grande (1.487 a. de J. C.) hasta hoy, la humanidad registra en su historia el paso fulgurante de extraños objetos no identificados. Tal como lo testifica un papiro que forma parte de los Anales Reales de Tutmosis III: "...en el año 22, tercer mes del invierno, a la sexta hora del día, los escribas de la casa de la Vida notaron la llegada de un círculo de fuego. Su cuerpo tenía una vara de largo y un 5o de ancho (5x1 m. aproximadamente)... allí arriba, ellos se elevaron en dirección sur. Cayeron del cielo peces y aves... Una maravilla jamás vista desde que este país existe. Su majestad hizo traer incienso para apaciguar...". Pero el documento presenta vacíos que esconden seguramente aspectos aún más interesantes. Insiste, -sin embargo, en que "no tenía cabeza, su boca despedía un aliento de olor fétido. No tenía voz".

La India aporta testimonios aun más concretos. El Ramayana. antiguo poema hindú del año 1000 a. C., describe "un carro celestial": "El carro puspaka parecido al Sol y que pertenece a mi hermano fue traído por el Poderoso Ravan; este excelente carro aéreo, que va a cualquier sitio a voluntad, está dispuesto para ti (Rama). Este carro, parecido a una brillante nube en el cielo, está en la ciudad de Lanka".

Según otros documentos tan antiguos como el Ramayana, en aquella época ya se contaba no sólo con "carros" sino, además, con los instructores ("dragones de sabiduría") que estaban en condiciones de enseñar el "arte de volar en vehículos aéreos". Es la historia de los OVNIS, que en la India corre el riesgo de codearse irreverentemente con los más pretéritos antecesores del cuento del tío.

En la Biblia también la imaginación encuentra un amplio campo, desde los extraños ángeles que visitaron a Lot, anunciándole la inminente destrucción de Sodoma y Gomorra, hasta el apasionante relato de la visión de Ezequiel. ". . . miré y vi venir el septentrión -dice Ezequiel-, un nublado impetuoso, una nube densa, en torno de la cual resplandecía un remolino de fuego, que en medio brillaba como bronce en ignición. En el centro de ella había semejanza de cuatro seres, vivientes, cuyo aspecto era éste: tenían semblante de hombre, Pero cada uno tenía cuatro aspectos y cada uno cuatro alas, Sus pies eran derechos y la planta de sus pies era como la planta del toro. Brillaban como bronce en ignición, Por debajo de las alas y a los cuatro lados salían brazos de hombre; todos cuatro tenían el mismo semblante y las mismas alas que se tocaban las del uno con las del otro... Mirando a los vivientes descubrí junto a los cuatro lados una rueda que tocaba la tierra. Las ruedas parecían de turquesa, eran todas iguales y cada una dispuesta como si hubiera una rueda dentro de otra rueda... Sobre la cabeza de los vivientes había una semejanza de firmamento, como de portentoso cristal, tendido por encima de sus cabezas, y por debajo del firmamento estaban tendidas sus alas".

Finalmente, Ezequiel informa sobre el ruido de esta misteriosa aparición: "oía el ruido de sus alas, como ruido de río caudaloso, como ruido de truenos, y oí el rumor de las alas de los cuatro seres, que daban la una contra la otra, y el ruido de las ruedas, ruido de gran terremoto..." (Ezequiel, 2-12-13).

Indudablemente Ezequiel no contaba con más imágenes que las que brindaba la naturaleza para explicar su visión. Por eso, tanto las ruedas como las alas o los pies de toros deberán entenderse como los intentos mejor logrados para explicar una realidad absolutamente desconocida; o como una buena narración fantástica que llenara a Ezequiel del respeto de sus semejantes, indispensable para desempeñar con autoridad su tarea de profeta. La duda, en todo caso, queda planteada: ¿se trataría de un OVNI o el profeta estaba necesitado de popularidad como tantos de los observadores contemporáneos de platillos voladores?

La lista de estas fantásticas apariciones no se detiene en la Biblia. Los japoneses de la Antigüedad, los tibetanos y hasta los romanos cuentan con su acervo "platillista". Los últimos, por boca de Plinio (Siglo 1 a.C.), autor de la Historia Natural, relatan y clasifican los objetos voladores: Clipei Ardentes (escudos ardientes), que atraviesan los cielos; los Chasma, que semejan una abertura en las nubes o en el cielo; los Trabs (en forma de- viga), objeto alargado y brillante en toda su extensión, y los Dolium (ánfora para vinos), casi esféricos, con una concavidad en su parte inferior desde la que despiden una luz humosa.

Los OVNIS de la Antigüedad tanto como los de la Edad Media juegan un papel más protagónico en la historia (o en la imaginación), y en Suiza íntervienen hasta en una batalla, se codean con los profetas; terráqueos y extraterrestres se relacionan más, aunque en todos los casos no dejan otro testimonio que el de sus observadores y el de algunas creaciones indudablemente humanas, pero que parecen reflejar la presencia de seres de inteligencia o tecnología superiores: las pirámides desparramadas a lo ancho del planeta, las figuras labradas en la tierra de Nazca (Perú) o el misterio del mapa de Piri Reis que, de no encubrir un timo de procedencia medieval o interesadamente contemporáneo, sería uno de los interrogantes más serios para los escépticos. El mapa de Piri Reis, según sus descubridores, estaría dibujado o copiado aproximadamente en la época de Cristóbal Colón. Constituye una proyección cartográfica, muy particular, de todo el planeta, con detalles topográficos de más de diez mil años de antigüedad, incluyendo de la Antártida y el Artico. Una visión tan acabada del planeta tal como aparece, sólo pudo obtenerse desde el aire y con el concurso de poderosas naves.

LOS OVNIS DE HOY

La documentación actual sobre observaciones de OVNIS es mucho más nutrida que !a antigua. Los enormes avances en las comunicaciones y una humanidad más dispuesta a hablar, llenan archivos donde se codea lo intrigante con lo francamente fantástico. Cuentistas e inocentes observadores (casi nunca niños) han poblado páginas de periódicos, han "hecho noticia" y, eventualmente, ganancias con sus descubrimientos.

Las observaciones contemporáneas se ubican con alguna regularidad en ciertos períodos históricos, cada dos años. Tomando como punto de partida los años 1950-52, hasta 1960, cuando la frecuencia de observaciones disminuyó y año desde el cual ya no se contó con estadísticas.

Existe, sin embargo, una excepción: el año 1957. No se ajusta a esa periodicidad bianual, pero coincide con el lanzamiento de los dos primeros satélites artificiales soviéticos: Sputnik I y II. Seguramente fue la oportunidad en que el hombre miró más insistentemente el cielo o estimuló en mayor grado su imaginación "extraterrestre".

De las innumerables observaciones, algunas constituyen "clásicos" de conocimiento insoslayable y permiten obtener el panorama general indispensable para tomar contacto con el problema.

Miles de personas. vieron, el 7 de enero de 1948, las evoluciones de un extraño artefacto en las inmediaciones de Madisonville, Kentucky (EE. UU.). La cercanía de Fort Knox (el depósito de las reservas de oro de los EE. UU.) puso en alerta al personal de la base aérea de Godman, próxima a éste. Su comandante ordenó a tres cazas F-51 que se acercaran al objeto. La escuadrilla estaba al mando del capitán Thomas Mantell. De los tres aparatos , el que consiguió ubicarse más cerca del objeto fue precisamente el conducido por el capitán Mantell, quien inició una persecución que en poco tiempo obligó a superar la altura para la que estaba habilitado su aparato (6.000 metros). Más tarde, mientras los otros dos pilotos abandonaban la persecución, se perdió contacto radial con Mantell. Y el mismo día, a 145 km. de la base, aparecieron los restos del piloto junto a su avión completamente destrozado.

Múltiples versiones no consiguieron despejar las dudas y suspicacias tejidas alrededor de este acontecimiento, aunque la que cobró mayor verosimilitud fue la de que Mantell persiguió un globo sonda, pereciendo al superar el límite de navegación sin máscara de oxígeno. Quienes trataron de profundizar la explicación insisten en que un globo sonda no es visible simultáneamente desde sitios ubicados a 280 km. de distancia, si realiza evoluciones a tanta velocidad. Por otra parte, el Cap. Mantell era, según antecedentes, un avezado piloto que díficilmente cometería el error que se le critica.

Menos cruenta, pero igualmente interesante es la observación que sigue: el 24 de julio de 1952, dos coroneles aviadores navegaban en un B-25 sobre la ruta aérea que conduce al Lago Salado, en EE. UU. cuando se enfrentaron a tres objetos que volaban en formación. En un primer momento era posible confundirlos con tres F-86 volando en V, pero a medida que los dos pilotos se aproximaban tuvieron la certeza de encontrarse ante aparatos desconocidos: eran sólo tres alas en delta, de un color plateado "vivísimo", sin cola ni cabina de pilotaje, sólo una línea se extendía sobre la superficie superior de cada objeto, de un extremo al otro. La velocidad con que se desplazaban triplicaba la de un F-86. Pasaron a sólo 400 metros del avión piloteado por los coroneles, de manera que éstos pudieron retener perfectamente sus características. Las investigaciones posteriores indicaron que en las inmediaciones del sector donde fueron avistados no podía haber volado ningún avión delta de los que poseía la marina de los EE.UU. precisamente de color plateado, como ningún otro. Tampoco podía ser un globo sonda que confundiera la observación de los coroneles.

En el mismo año 52 ocurrió otra presentación de OVNIS, esta vez mucho más prolongada. Los observadores fueron no solamente personas, sino instrumentos. radares. Los radares ofrecen a los más escépticos la garantía de su imparcialidad. Muy difícilmente entregarán un falso testimonio, aunque no podría asegurarse lo mismo de sus operadores. Pero la observación que sigue no solamente cuenta con radaristas y radares entre sus testigos, sino también con pilotos y hasta un ingeniero, que curiosamente fue el único de toda la población de la ciudad de Washington que presenció el fenómeno.

El 19 de julio de 1952 ocho técnicos controlaban desde el Centro de Control del Aeropuerto Nacional de Washington el despegue y aterrizaje de aviones. Esta difícil operación sólo puede realizarse con el auxilio de radares que anticipan la presencia de los aparatos desde 150 km. de distancia. A la 0.40 hora las pantallas solamente señalaban la llegada de un avión cuando de improviso siete puntitos luminosos indicaron a los radaristas la presencia en su campo de observación de otros tantos aparatos; el ingreso tan impetuoso a la pantalla indicaba que lo hacían a una velocidad fantástica.

Pronto los objetos se separaron y dos de ellos se situaron sobre la Casa Blanca y un tercero sobre el Capitolio. El jefe de los radaristas requirió el auxilio de la aviación militar. Los OVNIS invadían zonas prohibidas. En el mismo momento., otro de los objetos se colocaba a la zaga de un avión que acababa de despegar. Su piloto fue avisado desde el centro de control y poco después por la radio respondería- "He visto el objeto, pero se fue como una exhalación antes de que yo pudiera acercarme más a él. Ascendió hasta perderse de vista en tres o cuatro segundos".

Durante cinco horas los radaristas presenciaron las extrañas evoluciones de los aparatos, que incluso fueron inútilmente perseguidos por aviones a reacción de la Fuerza Aérea norteamericana. Por momentos, la velocidad registrada alcanzaba los 11.520 Km. por hora. Finalmente, cuando ya se retiraban, fueron avistados por un testigo, el único, quien aseguró que se trataba de discos que giraban en formación desperdigada. Esta vez los visitantes demostraban un sensible olfato político (¿visitando o amenazando?) frente a las instituciones del Gobierno norteamericano. Y una osadía que no se repitió en otras ocasiones.

En muchas oportunidades los OVNIS han evolucionado cerca de aviones. Durante la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Corea, muchos pilotos aseguraron que unas "bolas de fuego" perseguían a sus aparatos. Los "foo-fighters" (cazas de fuego), como fueron llamados, por lo general no sobrepasaban los cincuenta centimetros de diámetro. pero sus movimientos parecían responder a un dictado inteligente, ya que seguían las evoluciones de los aviones, los esquivaban y hasta volaban en formación. Eran de forma esférica y brillaban con resplandores rojizos. Los pilotos nunca pudieron asegurar que contaran con una estructura visible. como alas o cola, y los radares no registraban su presencia. Presentaban cierta similitud con los fuegos de San Telmo o con los rayos en bola, que son fenómenos atmosféricos producidos durante las tempestades eléctricas, Pero la comparación no consiguió explicar los movimientos inteligentes ni los desplazamientos autónomos que efectuaban los "foofighters" alrededor de los aviones de combate.

A los "foofighters" se sumaron otras apariciones, como luces voladoras y bolas de fuego verde, que pasaron a constituir una fauna particular para los pilotos de guerra norteaméricanos. No es extraño, por lo demás, que las torturadas conciencias de quienes descargaban destrucción diariamente en Corea necesitaran el soporte de lo desconocido para no sentirse tan a solas con sus actos.

Los intentos de estudiar científicamente estos casos no consiguieron desembocar en ningún resultado satisfactorio, con excepción de algunas observaciones de su velocidad estimada en 65.000 Km. por hora en el caso de las bolas- de fuego verde.

Los testimonios fotográficos son los que entregan la mayor cuota de confianza a quienes analizan críticamente el fenómeno de los OVNIS. También aquí es. posible hacer trucos, y ninguna fotografía de OVNIS está ajena a esa posibilidad. Pero en este terreno es donde más difícilmente la imaginación puede reemplazar a la realidad y debe ser por eso, precisamente, que los testimonios fotográficos son los más escasos.

Existen entre ellos algunos "clásicos": las las cinco fotos de Río de Janeiro y la película llamada de Tremonton.

Las primeras, según sus autores, fueron obtenidas en la ex capital brasileña por dos reporteros gráficos de la revista O'Cruzeiro. El disco que aparece tendría, de acuerdo a la altura probable en que se hallaba, un diámetro estimado entre 50 y 70 m. Los detalles de su estructura no son fácilmente perceptibles, pero hay quienes, interpretando la fotografia, distinguen. un cuerpo sensiblemente cónico en el centro, que atraviesa todo el espesor del disco; una delgada corona anular de 50 m. de diámetro y un anillo de sección circular que se apoya tanto en la corona anular como en el cono central (Eduardo Buelta, citado por Antonio Ribera en su libro "El gran enigma de los platillos volantes").

La película de Tremonton es una cinta de 12 m. que registra, según se asegura, el paso de una formación de objetos brillantes y redondos.

UN HOMBRE QUE LOS VIO

Un brasileño, un francés y un norteamericano han protagonizado, en la historia de los OVNIS, el capítulo más pintoresco: el de] contacto o la visión más cercana de los tripulantes de los platos voladores, la aspiración secreta de tantos mortales, el deseo infantil de la aventura interplanetaria. Un francés que los vio, un norteamericano que habló con ellos y un brasíleño autor de la primera aventura amorosa y la primera inseminación interplanetaria.

Marius Dewilde. un obrero metalúrgico francés, de 34 años, ofreció la siguiente narración de los hechos que según él observó: Mi mujer y mi hijo acababan de acostarse y yo leía junto al hogar. El reloj de la pared marcaba las 22.30 cuando me sorprendió oír ladrar a mi perro Kiki. El animal aullaba lúgubremente. Creyendo que tal vez se habría introducido algún ratero en el patio, tomé la lámpara de bolsillo y salí. Al llegar al jardín, distinguí una masa sombría sobre la vía férrea a menos de 6 m. de la puerta de mi casa (la vía férrea que va de Saint-Amand a Blanc-Misseron pasa junto al jardín de la casa que ocupaba Dewilde esa noche de septiembre de 1954). Pensé que debía tratarse de un carro abandonado allí por un campesino -sigue Dewilde-. me dije que debía advertir a los empleados de la estación a primera hora de la mañana siguiente para que lo retirasen y así evitar un accidente... En aquel preciso instante mi perro llegó saltando hacia mí y de pronto, a mi derecha, oí un rumor de pasos precipitados. En aquel lado existe un sendero llamado el 'Camino de los Contrabandistas", pues a veces éstos lo utilizan de noche para franquear la frontera franco-belga. Mi perro ladraba furiosamente vuelto en aquella dirección. Encendí la lámpara eléctrica y proyecté el rayo luminoso hacia el sendero.

"Lo que vi, nada tenía que ver con los contrabandistas. Eran dos seres distintos a todo cuanto yo había visto. Estaban a tres o cuatro metros de mí, detrás de la valla, que era lo único que me separaba de ellos, se dirigían uno detrás de otro hacia la masa sombría que yo había observado sobre la vía férrea.

"Uno de ellos, el que iba delante se volvió hacia mí. El haz luminoso de mi lámpara hizo surgir en el lugar donde debía tener la cara, un reflejo de vidrio metálico. Tuve clarísimamente la impresión de que su cabeza estaba encerrada en un casco de escafandra. Además, los dos seres vestían unos trajes análogos a los de los buzos. Eran de muy pequeña talla, probablemente de menos de un metro, pero extremadamente anchos de hombros y el casco que protegía la "cabeza" me pareció enorme. Vi sus piernas, pequeñas, proporcionadas a su talla, segun me pareció; mas, por el contrario, no distinguí brazos, Ignoro si los poseían.

"Pasados los primeros segundos de estupor me precipité hacia la puerta del jardín con intención de cortarles el paso, para capturar al menos a uno de ellos. Estaba apenas a dos metros de las dos siluetas cuando, brotando de pronto de una especie de cuadrado que se abrió en la masa oscura que yo había distinguido sobre los rieles, me cegó una iluminación potentísima, como la luz de magnesio. Cerré los ojos y quise gritar, sin conseguirlo. Estaba como paralizado. Intenté moverme, pero las piernas no me obedecían.

"Como en sueños, oí a un metro de mí ruido de pasos sobre la losa de cemento que hay frente a la puerta de mi jardín. Eran los dos seres que se dirigían hacia la vía férrea.

"Por último, el proyector se apagó y readquirí el dominio de mis músculos. Eché a correr hacia la vía. Pero la masa sombría que estaba sobre ella se elevaba sobre el suelo, balanceándose ligeramente a la manera de un helicóptero. Sin embargo, pude ver cómo se cerraba una especie de puerta. Por debajo brotaba un espeso vapor oscuro con un ligero silbido. El aparato ascendió verticalmente ... al cabo de un minuto desapareció en el horizonte."

"ASTRONOMO AFICIONADO"

La afinidad de George Adamski con la astronomía surgió seguramente de la cercanía de su restaurante del observatorio de Monte Palomar, en EE. UU.

A partir de 1946, Adamski se convirtió también en un "investigador de los platos voladores". Afirmaba que en esa época, durante una lluvia de meteoros, había descubierto su primer OVNI. Esa visión había acicateado su curiosidad a tal extremo que, a partir de ese momento, su obsesión era no sólo verlos, sino también tomar contacto con ellos. "Tenía la seguridad de que lo haría" -afirmaba.

En su prolongada exploración de los cielos con un pequeño telescopio había tenido algunos éxitos: la impresión de más de 700 fotografías, de las cuales 12 correspondían a aparatos en forma de cigarro y a discos luminosos que se desprendían de ellos. La fidelidad de las placas fue siempre cuestionada, insinuándose que sus desvelos eran un truco publicitario para acarrear clientes a su restaurante Palomar Garden's. Adamski no tomaba en cuenta estas calumnias y continuaba su búsqueda. El 20 de noviembre de 1952 tuvo su recompensa. Con un grupo de amigos, también aficionados a la "ufología" (del inglés UFO: Unidentified Flying Object), persiguió un OVNI hasta que consiguió acercársele a muy corta distancia.

"La astronave estaba parada casi encima de mi cabeza -narró Adamski-. Menos de cinco minutos después, se produjo una claridad en el cielo y casi instantáneamente surgió un bello y pequeño aparato circular, que descendía silenciosamente... "

Adamski fotografió el objeto en ese momento, gastando todas las placas que llevaba. De pronto, un hombre apareció por entre las ondulaciones del terreno donde se posara el "pequeño aparato circular". "Me hacía señales para que me aproximase." Adamski obedeció. "Dos cosas me llamaron la atención -dijo-: Una era que sus ropas parecían muy extrañas, con pantalones semejantes a los de un esquiador; la otra, que sus cabellos eran largos y le caían sobre los hombros, Con ropas apropiadas aquel ser hubiera parecido una bella mujer terrestre. Mas yo tengo la certeza de que era un hombre."

Los intentos de comunicarse con palabras no surtieron ningún efecto; la aparición no entendía. Entonces, Adamski ensayó hacerlo mentalmente, sumando a sus pensamientos la acción de señalar el Sol y dibujar las órbitas de los distintos planetas del sistema. La aparición entendió y finalmente indicó que procedía de Venus. Esto lo hizo repitiendo las palabras de Adamski con "una voz más aguda que la de un adulto o mejor dicho más fina, como la de un muchacho en la pubertad, y muy musical..."

La afinidad espontánea entre la aparición y el terráqueo permitió que en poder de Adamski quedara el primer mensaje interplanetario, bastante completo, ya que el ser no sólo habló de las características de su astronave, sino que opinó en contra de la guerra nuclear, que perturbaba el espacio exterior, y terminó confidenciando que algunos hombres ya habían sido llevados voluntariamente a otros planetas. Antes de emprender el vuelo hacia la astronave madre que lo esperaba en las alturas, el venusiano se despidió de Adamski prometiéndole regresar.

Las consecuencias de la aventura fueron inmediatas: el mundo, a través de la prensa, conoció las revelaciones de Adamski y un grupo de sus seguidores creó la George Adamski Subscription Found. El astrónomo aficionado, perseverante "ufólogo", realizó una gira mundial narrando su experiencia y hasta fue invitado especialmente a una entrevista, con la reina Juliana, de Holanda, de donde, parece ser, no salió muy bien parado, ya que la reina se hizo asesorar por dos científicos.
Palomar Garden's acrecentó su clientela con los interesados en los OVNIS, que tomaron a Adamski como su ídolo, y en los faldeos del Monte Palomar se realizó una convención "ufológica" a la que asistieron cerca de dos mil personas y naturalmente Adamski. La ingenuidad de sus seguidores demostró no tener límites y la leyenda de los platos voladores no retrocedió, a pesar -de que uno de sus portavoces la convirtió en lucrativo medio de obtener popularidad.

EXTRAÑA RELACION SEXUAL

A la de Adamski sucedió otra aventura, esta vez en Brasil, y, su protagonista, Antonio Villas Boas, campesino de Ponte Porán, a 1.500 Km. al oeste de Río de Janeiro, fue más afortunado.

El 15 de diciembre de 1957, Villas Boas araba un campo situado a la orilla de un río, estaba solo y era de noche. Una luz parecida a una estrella se aproximó a gran velocidad y se estacionó a 100 m. sobre el lugar donde estaba el campesino. El motor del tractor en que trabajaba se detuvo, mientras el objeto que despedía la luz aterrizaba a 20 m. Villas trató de escapar, pero dos personas que salieron del aparato lo persiguieron y luego de un forcejeo fue reducido y transportado al interior de la máquina, a una dependencia circular de 1,50 a 1,80 m. de altura y de 1,80 a 2,10 m. de diámetro.

Los seres, vestidos todos con una "especie de mono blanco, ajustado, formado por escamas metálicas" sólo llegaban al hombro del campesino que medía 1,67 m. Usaban guantes y protegían su cabeza con un casco opaco, con sólo una rendija horizontal transparente a la altura a que normalmente están los ojos de los humanos.

Con un instrumento flexible tomaron muestras de sangre del mentón de Villas Boas y luego lo desnudaron completamente. Fue transportado a otro compartimiento donde había una litera y pasaron por su cuerpo una especie de esponja empapada en un líquido refrescante, aparentemente para limpiarlo, según Villas Boas, porque estaba sucio. Después le dejaron solo durante cinco minutos. De pronto, por una puerta que se abrió silenciosamente, ingresó una mujer, completamente desnuda, que avanzó hacía él con los brazos abiertos...

Villas Boas la describió como de 1,40 a 1,50 m., cabellos ralos y rubios, desprovista de cejas y pestañas y de un peso aproximado de 35 Kg. Al parecer su fisonomía era normal, ojos de aspecto "chino", pómulos salientes y dentadura blanca y bien formada, los rasgos en general los describió como "delicados".

En esta situación el campesino se vio forzado a aceptar los hechos y, aunque su narración en este punto es muy escueta, parecería que se consumó satisfactoriamente la primera relación sexual interplanetaria de la historia.

Otros detalles narrados por Villas Boas permitirían deducir que la intención de los extraterrestres fue la de un cruzamiento racial con el fin de formar una generación de hombres adaptables al ambiente terrestre. Cualquiera otra hipótesis caería en el ridículo, a menos que cayeran en el ridículo no sólo la teoría, sino también el testimonio y el mismo Villas Boas, como parece indicar el sentido común.

EL CASO DE LOS SHERIFFS

Las tres historias precedentes han sido citadas con la intención de que el lector juzgue imparcialmente, junto con las restantes observaciones, cuán amplio y variado resulta el asunto de los OVNIS. Se dirá que a la sombra de honestos observadores medran los oportunistas, los mitómanos y fantasiosos, lo cual es probable. Pero lo más importante es no perder de vista la casi imperceptible línea que separa a lo falso de lo verdadero. Cuando se habla de los platos voladores no sólo se entra en un campo desconocido por la ciencia sino también al terreno más complicado aún de la naturaleza humana, que hace suyo lo fantástico y que confunde infinitamente lo real con lo posible y lo posible con lo deseable. Las tres historias de contacto con seres extraterrestres han sido recogidas de entre otros muchos testimonios más realistas, más probables, pero sólo porque el argumento es más "digerible" o porque la calidad de los testigos es más confiable. Al fin y al cabo, el material de todas estas historias es el mismo.

Una muestra de esa afirmación es la siguiente experiencia recogida por dos sheriffs de Angleton (Texas, EE.UU.).

El 3 de septiembre de 1965, a las 23 horas, viajaban en un automóvil por la ruta nacional entre West Columbia y Damon, al sur de Houston (Texas). Uno de ellos, de nombre Goode, iba al volante, manejando con la mano izquierda vendada. Lo había mordido un perro.

En la línea del horizonte apareció repentinamente una potente luz roja, que provenía de una fuente luminosa circular, y que luego dio paso a otra menos poderosa, de color azul, a la derecha de la primera. Salían de un mismo objeto, que evolucionaba muy rápida y silenciosamente. Los sheriffs detuvieron el automóvil, mientras el objeto que se aproximaba se detenía a una distancia desde la cual ya era visible su estructura. En tanto observaban, Goode, que estaba al volante, bajó el vidrio de su ventanilla y sacó su mano izquierda vendada. El objeto, un óvalo alargado, sin letras, marcas o signos visibles carecía de ventanillas, ruedas o antenas. La distancia entre las dos luces, roja y azul, era de aproximadamente 60 metros y la parte inferior del objeto parecía de un metal brillante donde se reflejaban los objetos que iluminaba la roja: el prado, los postes telegráficos y el mismo automóvil de los policías.

Goode comenzó a experimentar en su mano, brazo y hombro izquierdo un intenso calor. Se lo hizo saber al otro sheriff, que permanecía con la ventanilla cerrada y que no había sentido nada. Curiosamente, el objeto estaba a la derecha de Goode, vale decir, del lado opuesto al volante.

De pronto, Goode aceleró el automóvil y partió velozmente (después reconocería que "perdió la cabeza") hasta que, kilómetros más adelante, consiguió serenarse y, por indicación del otro sheriff, condujo nuevamen. te el automóvil hacia el lugar del hecho. Esta vez se ubicaron en sentido contrario, pero se repitieron los mismos síntomas en Goode; el calor y el pánico, por lo que decidieron abandonar la observación.

En marcha hacia Angleton, Goode descubrió que su mano herida no le molestaba y, al retirar la venda, vio que el enrojecimiento y la hinchazón habían desaparecido.

El objeto, la ventanilla fueron los elementos aparentemente ligados que brindaron el material para que esta experiencia desconcertara al más imparcial de los observadores.

LOS OBSERVADORES OBSERVADOS

La cantidad de observaciones tendría poca importancia si no fuera porque su número, más que en un problema especulatívo, la convierte en un problema social.

Así, por ejemplo, entre los años 1947 y 1952 se habrían registrado cerca de 44.000 observaciones sobre el territorio de los EE. UU., de las que sólo llegaron a conocerse 4.400, el 10 por ciento. Los testigos restantes guardaron prudente silencio.

Un organismo oficial de la Fuerza Aérea de los EE.UU., el ATIC (Air Technical Intlligence Center), realizó la investigación de 1.593 casos. De su informe podía deducirse que: 18,5% de las observaciones correspondían a globos; 11,76% a aviones; 14,20% a cuerpos celestes; 4,21% a otros (reflejos, pájaros, papeles); 22,72% eran fraudes, y 26,94% a los no identificados. 429 casos no teoían explicación para el ATIC. De ellos, el 70% se había observado desde el aire, 12% desde tierra, 10% a través de radares y 8% en forma simultánea, en radares y visualmente.

Las mujeres demostraban ser las más observadoras: habían visto dos de cada tres ¿te los 1.593 casos analizados, pero, tratándose de los OVNIS, la proporción se invertía considerablemente: una mujer por cada diez hombres entregaba un testimonio.

Sólo dos países han prestado atención oficial al problema de los OVNIS: EE.UU., a través, del ATIC, como ya se ha dicho. y otras comisiones, y la Unión Soviética, a juzgar por una información de la revista Plane. ta, del año 1967. De la URSS no se conoce pronunciamiento oficial alguno.

Los EE.UU., más explícitos. entregaron en el año 1969 las conclusiones de una comisión presidida por el físico Edward U, Condon. que se pronunciaba terminantemente contra la tendencía a atribuir a los OVNIS un origen extraterrestre, La comisión, integrada por eminentes científicos, basó sus conclusiones, en el estudio de 659 caso, sin explicación satisfactoria, recopitados a lo largo de 21 años" por la Fuerza Aérea norteamericana, Pero a lo largo de 18 meses de estudio sufrió las hajas de algunos científicos, entre ellos el psicólogo D. R. Saunders y otro colega que fueron despedidos por no compartir los métodos de la comisión. Saunders aseguró que se había desperdiciado "una oporUn organismo oficial de la Fuerza Aérea de los EE.UU., el ATIC (Air Technical Intlligence Center), realizó la investigación de 1.593 casos. De su informe podía deducirse que: 18,5% de las observaciones correspondían a globos; 11,76% aviones; 14,20% a cuerpos celestes; 4,21% a otros (reflejos, pájaros, papeles); 22,72% eran fraudes, y 26,94% a los no identificados. 429 casos no tenían explicación para el ATIC. De ellos, el 70% se había observado desde el aire, 12% desde tierra, 10% a través de radares y 8% en forma simultánea, en radares y visualmente.

Las mujeres demostraban ser las más observadoras: habían visto dos de cada tres de los 1.593 casos analizados, pero, tratándose de los OVNIS, la proporción se invertía considerablemente: una mujer por cada diez hombres entregaba un testimonio.

Sólo dos países han prestado atención oficial al problema de los OVNIS: EE.UU., a través, del ATIC, como ya se ha dicho. y otras comisiones, y la Unión Soviética, a juzgar por una información de la revista Planeta, del año 1967. De la URSS no se conoce pronunciamiento oficial alguno.

Los EE.UU., más explícitos entregaron en el año 1969 las conclusiones de una comisión presidida por el físico Edward U, Condon. que se pronunciaba terminantemente contra la tendencia a atribuir a los OVNIS un origen extraterrestre. La comisión, integrada por eminentes científicos, basó sus conclusiones, en el estudio de 659 casos sin explicación satisfactoria, recopilados a lo largo de 21 años por la Fuerza Aérea nortearnericana, Pero a lo largo de 18 meses de estudio sufrió las bajas de algunos científicos, entre ellos el psicólogo D. R. Saunders y otro colega que fueron despedidos por no compartír los métodos de la comisión. Saunders aseguró que se había desperdiciado "una oportunidad sin precedentes" de realizar un estudio verdaderamente "científico". Según los expulsados, la comisión tenía el objetivo de liquidar toda especulación extraterrestre antes que encarar el estudio serio de los antecedentes

Contra las conclusiones del Dr. Condon se alzaron numerosas voces de protesta, además de las de sus colegas. Estas partieron del grupo de los aficionados al "platovoladorismo", su hobby y aun la fuente de sus ingresos, puestos en peligro por una comisión "mañosamente dirigida". No era para menos. Años de recopilación y sistematización, y hasta teorías sobre las características de las astronaves y sus técnicas de vuelo, debían ser defendidas contra el cerrado dogmatismo de los que pensaban como el Dr. Condon.

Carl Jung, psicólogo mundialmente conocido, había dicho en (1958: "... Los OVNIS no contituyen un mero rumor; una explicación psicológica tampoco sirve en estos casos, ya que Ios citados objetos han sido observados por numerosas personas a la vez. Todo indica que están dirigidos por pilotos de naturaleza humana y construidos por seres inteligentes superiores". Lord Dowding, mariscal del aire británico, jefe de la RAF (Real Fuerza Aérea) durante la batalla de Inglaterra, opinaba en 1954 que "... la masa, de pruebas es tan abrumadora que hace mucho tiempo yo acepté la realidad de los platillos volantes...". En estas y otras opiniones los "platovoladoristas" encontraban el respaldo para continuar su tarea.

"ALINEACIONES" Y CAMPO DE GRAVEDAD

Sin duda que en el terreno de la especulación habían avanzado mucho. Un francés, Aimé Michel, concibió hasta una teoría que se proponía explicar el carácter presuntamente racional, planificado en las apariciones de los OVNIS. Según Michel, es posible establecer una red lineal que una los lugares donde se registran observaciones. Los centros de estas redes estarían definidos por la aparición de un objeto en forma de "cigarro", y las líneas tendidas radialmente atravesando ese punto corresponderían a observaciones de objetos luminosos, bolas de fuego, discos con frecuencia. ¿Nave madre y naves exploradoras, respectivamente? Michel llamó a este sistema ortotenia (en griego: tendido en línea recta), de acuerdo al cual la Tierra estaría siendo sometida a una planificada observación que coincidiría con las oposiciones del planeta Marte. Otra teoría, la del capitán Plantier, de la aviación francesa, serviría para explicar el sistema de propulsión de las astronaves. Según ésta, los extraterrestres necesitarían solamente cumplir con un requisito: crear su propio campo de gravedad en cada astronave. Orientando ese campo de gravitación en la dirección opuesta, por ejemplo, a la Tierra, conseguirían alejarse de ella. Controlando la dirección, avanzarían en cualquier sentido. Contando con su propio campo de gravitación, los tripulantes no tendrían problemas con la aceleración ni con la desaceleración. Se explicarían así los sorpresivos cambios de dirección, que se observan en los OVNIS, siempre, claro está, que cada molécula respondiera al nuevo campo de gravitación.

Al arrastrar en torno a sí mismos una considerable masa de aire, los OVNIS no experimentarían el choque con la atmósfera ni se calentarían con su contacto, como tampoco harían ruido.

Pero ni el capitán Plantier ni los "platovoladoristas" explican cómo conseguirían crear el campo gravitatorio propio, aunque no hay que pensar que ése pueda ser un obstáculo para los extraterrestres.

Por este camino, con un poco de imaginación y algunos remiendos provisorios a la razón, es posible contar con la explicación del carácter extraterrestre de los OVNIS. Faltaría preguntarse: ¿por qué no contamos con algún testimonio objetivo y material de su presencia? ¿Por qué no sé dan a conocer? ¿No se comunican? Los "platovoladoristas" responden fácilmente. "Eso incumbe a la psicología intersideral".

El campo de la especulación como se ve, ha tenido la oportunidad de explayarse -hasta las mas anchas praderas de la ciencía-ficción, Siempre es más agradable relacionar los acontecimientos entre sí, tratando de obtener principios o leyes de dudosa validez, que situan cada una de las observaciones en la materia social y cotidiana de los que dicen ser sus protagonistas.

Las grandes oleadas de observaciones correspondieron a una época en que el mundo era acosado por el fantasma de la guerra nuclear, la intervención norteamericana en Corea y la Guerra Fría, y los OVNIS aparecieron precisamente en los EE.UU. y otros países donde los intereses económicos y políticos necesitaban manipular a la "opinión pública" en forma sistemática.

Poderosas cadenas periodísticas que devoran información necesitan abundante material: truculencia y sensacionalismo son una buena mercancía. Y hay una sustancia maleable en cada humano, acosado por los problemas cotidianos. El pensamiento fantástico no es una creación de los artistas, es un aliado de la ignorancia, es una consecuencia de la falta de respuestas. Es la necesidad de un mundo y una realidad más vistosa que la de todos los días.

No extraña, entonces, que entre los casos "difíciles" que -examinara el informe Condon se encontrara una huella de garra, que "naturalmente' sólo podía corresponder a una "criatura galáctica". La interpretación fue mucho más sencilla: era el "resultado de un acto de micción efectuado en la arena por alguna persona o animal".

Tampoco el pensamiento científico puede sorprenderse ante la posibilidad de recibir a los delegados de otros mundos, pero es importante recordar que, de ser así, habría que destruir por inútil la teoría de la relatividad y, por supuesto, todos los pilares de las ciencias naturales y exactas actuales. Entonces, sorprendería que los OVNIS fueran algo tan doméstico como los platos voladores, algo tan adecuado a la mentalidad que se rige precisamente por la teoría de la relatividad...


Historia Universal


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