Te han llevado a enterrar casi a empujones
bajo un cielo de planta manchado de palomas.
Todo el mundo contento: en adelante
ibas a ser problema de la tierra,
larga semilla, sótano de la grama.
Con el apuro no alcanzó para la cruz, pues este duro
leño con cuernos no remeda cruz.
Y el girasol salvaje
-regado con pipí del hijo del guarda-
apenas haga frío morirá.
Pobrecitos los muertos -se diría al mirarte-
¡Qué cosa más jodida es descansar en paz!