Poetas Chilenos forma parte de "Revista Espartako.cl". Santiago - Chile - 2024 Dedicada a Mi hijo Carlos Ernesto y a mi nieto Lucas Ir a Inicio
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José Domingo Gómez Rojas
(1896 - 1920)


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Elegías por mi madre



					" -Decidme: Quién creeis
					vosotros que sea el alma
					más santa que tenga Dios
					ahora en el mundo."
					(Florecillas, Cap. XXX).

				I

		Has terminado en mí como en la fuente
		que desgrana su chopo y que se agota
		Madre: soy tu canción, divinamente
		presiento mi final, tu vida rota.

		Porque yo he de morir con mi futuro:
		nadie prolongará la canción buena!
		y roto el chopo, sobre el lino obscuro
		el agua mansa tendrá paz serena.

		En mi tú morirás... En mi tristeza
		morirá tu tristeza... Madre, has sido
		un perenne milagro de belleza!...
		Pero tu niño amado se ha dormido.

				II

		Madre: mi hermano duerme, duerme el frío
		de las eternidades... y te espera
		con la inmóvil sonrisa...
				Hermano mío:
		yo plantaré un rosal de primavera!

		Yo ofreceré mis rosas al Dios bueno
		para que así después, lejanamente
		nos dé una vida, y un amor sereno,
		y un jardín floreciendo y una fuente.
 
				III

		Amo las fuentes, madre; yo las amo
		porque soy como un chopo de emoción
		y porque como fuente me derramo
		sobre el jardín florido de ilusión.

		La música del mundo está en mi fuente,
		toda fuente es un símbolo profundo
		que milagrosa y armoniosamente
		derrama la belleza sobre el mundo...

		Yo me perdí a mí mismo por las fuentes.
		En una fuente mi alma está encantada...
		Por eso soy extraño entre las gentes:
		solo en la soledad más desolada!

				IV

		En una fuente mi alma está encantada....
		La fuente de un jardín lleno de rosas!
		Fuente que se desgrana, perfumada,
		en divinas canciones milagrosas.

		Mas la Muerte vendrá, vendrá! No hay duda!
		vendrá a la fuente y la hallará desnuda,
		y cuando con su mano la sacuda
		la canción quedará por siempre muda.

		Rota y muda la fuente de mi vida,
		muda y rota la vida de mi fuente;
		imperceptiblemente por la herida
		sentiré que me muero lentamente.

				V

		He de morir... Sobre la tierra fría
		yaceré largamente, largamente...
		En el mundo la luz será elegía
		y roto ya el cristal de la armonía
		se hará eterno el silencio de la fuente.

		Con mi canción, mi propia muerte empieza.
		Muda la fuente finará mi vida...
		y en la tierra, hecha tierra mi tristeza
		será lejanamente una belleza
		que con la eternidad yace dormida.

				VI

		Madre: cuando hayan muerto nuestra carne y el mundo;
		cuando ausentes del cuerpo las almas tengan alas;
		cuando armoniosamente lo invisible y profundo
		nos lleva por divinas ascenciones de escalas;

		supervive la esencia de mi triste palabra,
		supervive tu amor, pues en él me consagro
		para la vida eterna y espero que Dios abra
		para tus santidades las manos del milagro;

		y cuando nos gocemos de la vida futura
		supervive el pasado de este valle desierto
		para que entonces, juntos, lloremos con dulzura
		por esta tierra de hoy que será un astro muerto.

						(Elegías)

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Creada en octubre de 2000 - 26 de Febrero de 2024 (Lunes), Santiago, Chile

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