por Iván Ljubetic Vargas

Infancia y juventud de don Reca

En el 120 Aniversario

(Periódico "El Siglo" Nº 8463 Tercera Epoca Nº 783, del 12 al 18 de julio de 1996, pág. 16.

Luis Emilio Recabarren (1876-1924)

Hacia la segunda mitad del siglo XX, Valparaíso era un puerto con gran movimiento y -al mismo tiempo- el principal centro financiero del país.

Allí, el 6 de julio de 1876, en un humilde hogar ubicado en el Cerro Playa Ancha, nace un niño cuyos padres -José Agustín Recabarren y Juana Rosa Serrano- bautizan Luis Emilio.

Eran modestos comerciantes, con numerosa familia. Cinco hijas -Juana, María, Mercedes, Clara, Lidia- y otros dos hijos.

Luis Emilio estudia cinco años en la escuela Santo Tomás de Aquino, de los padres Salesianos, en Valparaíso.

Los Recabarren Serrano se trasladan a Santiago en busca de mejores perspectivas. No les va bien. Luis Emilio debe entrar a trabajar para ayudar a sostener el hogar- En 1890, cuando tiene 14 años, se inicia como aprendiz de tipógrafo en una imprenta de la capital. Pronto domina la difícil profesión.

Es dura la vida del joven obrero. Pesada y larga la jornada, poca la paga. Su única alegría la constituye su amistad con Amelia una bella muchachita de barrio. Se sientan en la puerta de la casa de ella a concebir fabulosos proyectos.

Cuando el 7 de enero de 1891 estalla la insurrección contrarrevolucionaria contra el Presidente José Manuel Balmaceda, Luis Emilio tiene audaces 15 años. Es ganado por la propaganda de los sediciosos. Decidido antibalmacedista, junto a otro joven escribe una hoja que titulan "El Opositor". Es detenido por ello. Reconoce valientemente su participación en la redacción y distribución de la proclama. Gestiones del padre, que ya no vive con la familia, y su corta edad logran su libertad. Retorna al trabajo y a sus encuentros con Amelia. Pero, sorpresivamente, se alista como voluntario en el ejército gobiernista, con el secreto plan de, una vez que se encuentren con las tropas de Jorge Montt, pasarse a ellas. A fines de julio de 1891, habiendo recién cumplido los 15 años, es embarcado en la "Imperial". Luego de tres días de navegación desembarcan en Coquimbo, esperando allí el combate que no vendrá. La única batalla se produce en la cabeza de Luis Emilio. La miseria que ve en el Norte Chico lo impacta. Comienza a despertar su conciencia de clase.

A fines de agosto triunfa la contrarrevolución. Luis Emilio no siente alegría alguna. Y cuando el Presidente mártir se suicida el 19 de septiembre, ha dejado ya de ser antibalmacedista.

Regresa a Santiago, al trabajo en la imprenta, a los encuentros con Amelia. En 1892, tiene 16 años y la amistad entre ellos se ha transformado un bello romance. Es la única luz en su triste existencia de explotado. Y esa luz se apaga. Amelia muere a causa de envenenamiento. Es un duro golpe para el muchacho.

Su hermana Mercedes, para ayudarlo, lo lleva a Los Andes a visitar a unos parientes. Allí se reencuentra con su prima Guadalupe del Canto. Le confidencia su drama. Surge entre ellos una inesperada y fuerte pasión. La prima le plantea casarse. Luis Emilio intenta postergar el asunto, pero debe ceder. El 18 de septiembre de 1894, cumplidos los 18 años, viaja a Los Andes, donde se formaliza el compromiso: contraerá el dulce vínculo el 28 de febrero del año venidero.

Entretanto ha madurado en Luis Emilio sus convicciones revolucionarias. Atraído por los discursos de sus líderes, se incorpora al Partido Democrático, esperando encontrar un lugar donde luchar por la causa de la clase obrera.

Cumpliendo su palabra, se casa a comienzos de 1895, creyendo iniciar de esa manera una nueva vida plena de felicidad.

En ambos proyectos cosechará frustraciones. Pero sabrá encontrar el camino correcto.