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Documento de Historia Nº 139. 17 de Enero de 2011(Publicado en Punto Final, edición Nº 726, 07 de enero, 2011) El Ex Dictador Argentino condenado
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El Ex-Dictador argentino, Jorge Rafael Videla, que gobernó con mano de hierro entre 1976 y 1981, pasará el resto de sus días en una cárcel común. |
Tras seis meses de audiencia y la declaración testimonial de más de cien testigos, el Tribunal Oral Federal Nº 1 de Córdoba condenó a prisión perpetua al ex dictador argentino, general Jorge Rafael Videla Redondo, quien gobernó el país con mano de hierro entre 1976 y 1981, dejando un reguero de crímenes, presos políticos, torturados, desaparecidos y exiliados. El proceso tiene que ver con 31 casos de secuestro, torturas y asesinatos ocurridos entre abril y octubre de 1976, cometidos con presos políticos de la Unidad Penitenciaria Nº 1 de Córdoba, a 700 kilómetros al noroeste de Buenos Aires.
La gran mayoría de los testigos en la causa fueron sobrevivientes de ese horror, que declararon sobre las condiciones inhumanas en los pabellones denominados “de subversivos o presos especiales” en la penitenciaría de Córdoba. La prisión de las víctimas estaba avalada por una directiva general -la 404/75- firmada por Jorge Rafael Videla, aún antes de consumar el golpe del 24 de marzo de 1976. En el juicio, con asombrosa paciencia y no poco dolor reconstruyeron “los traslados”, nombre con que los represores disfrazaban el asesinato de los prisioneros a quienes aplicaban la “ley de fuga” una vez fuera de la cárcel. Los que vieron morir a sus compañeros por ejemplo recordaron el 5 de julio de 1976, cuando se realizó un violento allanamiento en los pabellones de hombres y sacaron de sus celdas a todos los presos. Uno de ellos fue golpeado en la cabeza y al no poder responder a una orden de pararse, fue rematado por un cabo con la connivencia de un teniente, ambos ahora condenados a prisión perpetua.
En la contundente sentencia, el tribunal dispuso el inmediato traslado del general Jorge Rafael Videla a una cárcel común, dependiente del Servicio Penitenciario Federal, a pesar de sus 85 años. Asimismo, decretó su inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos y lo condenó al pago de las costas judiciales. Así termina quien llegó al poder para “reorganizar la Argentina” a costa de asesinar y saquear a la nación.
Junto a Videla fueron condenados a prisión perpetua otros 17 represores, entre ellos el siniestro jefe del Tercer Cuerpo del Ejército, general Luciano Benjamín Menéndez. En su caso, una junta médica deberá evaluar si puede permanecer en una cárcel común, debido a que sufre de una afección pulmonar. Tanto Videla como Menéndez ya se encontraban presos al momento del fallo del tribunal cordobés. En el caso de Menéndez, es la quinta condena perpetua que recibe.
La sentencia fue recibida con emoción y alegría por los familiares de las víctimas y sobrevivientes, quienes colmaban el recinto judicial en Córdoba. La escena también fue vista en otros lugares dispuestos en Buenos Aires, donde militantes de derechos humanos se congregaron ante pantallas gigantes de TV para ver condenado al dictador. También para estar juntos; como han estado en los 34 años que dura esta sostenida lucha del pueblo argentino contra la impunidad y que ayer, como hoy, tiene los mismos emblemas: pañuelos blancos, banderas, puños en alto o manos con el signo de la victoria. Y la consigna histórica de “Nunca más”. Lágrimas y manos apretadas que sólo se separaban cuando los cuerpos se fundían en un abrazo reparador al escuchar el fallo.
A la lectura de la sentencia, que comenzó a las 17.49 horas del caluroso miércoles 22 de diciembre, asistió el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde; el alcalde de Córdoba; la esposa del gobernador provincial; la rectora de la prestigiosa Universidad Nacional de Córdoba; representantes de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y de la organización HIJOS, que reúne a quienes tienen padres desaparecidos.
Respecto de la sentencia, el abogado querellante, Martín Fresneda, precisó a Punto Final que está conforme, a pesar de que se conocerán los fundamentos en febrero y apelarán de dos absoluciones. “Estamos en presencia de un tribunal de la nación que resolvió que existen responsabilidades sobre episodios históricos, determinando la verdad de lo acontecido. Es esto lo que nos trasciende como Estado: haber logrado que el juicio se realice con todas las garantías constitucionales, que la sociedad vuelva a ver una justicia comprometida con el cumplimiento de los derechos humanos; que el mundo sepa que nuestro país finalmente no optó por resolver los conflictos internos mediante el olvido y la impunidad”.
Esta es la segunda sentencia a perpetua que recibe el general (r) Videla a 25 años del juicio a las Juntas Militares, proceso histórico realizado en 1985, dos años después que el pueblo argentino recuperara la democracia. Sin embargo, a fines de 1990 fue liberado, luego que el ex presidente Carlos Menem decretara los indultos a los ex comandantes en jefe. Cumplió sólo cinco años de prisión efectiva, a pesar de que en 1998 un juez dictaminó que las causas por sustracción de menores durante la dictadura son un crimen de lesa humanidad, y por tanto, imprescriptibles.
Videla pasó poco más de un mes en una cárcel común hasta que se le concedió arresto domiciliario en atención a su edad. Pero con la reapertura de las causas por violaciones a los derechos humanos a partir del gobierno de Néstor Kirchner, en 2003, perdió el beneficio de la detención domiciliaria y fue trasladado a una prisión militar que funciona en el regimiento de Campo de Mayo. Ahora, además que el tribunal cordobés determinó que debe ir a una prisión común, le llueven las causas judiciales y de hecho. En marzo deberá declarar por el asesinato del obispo Enrique Angelelli, en la provincia de La Rioja.
El mismo día de la sentencia, en su alegato final, el ex general Luciano Menéndez había convocado a los argentinos a “volver a inaugurar una nueva etapa democrática” porque -según él- el gobierno nacional “nos quiere imponer un régimen autoritario, vitalicio y comunista”. El mismo discurso de hace 34 años y nada de arrepentimiento. Un día antes, el propio Jorge Videla, vestido con impecable terno azul, camisa blanca y corbata roja, reivindicó “la guerra contra la subversión”.
En un discurso de 48 minutos, que tuvo el tono marcial que se le oía en los años en que decidía sobre la vida de los argentinos, sostuvo que “los enemigos derrotados de ayer cumplieron su propósito y hoy gobiernan el país. Intentan un régimen marxista a la manera de Gramsci, que puede estar satisfecho de sus alumnos. La Constitución Nacional guarda luto por la República desaparecida”, señaló en clara alusión al gobierno de los Kirchner. Sin la menor muestra de arrepentimiento, advirtió: “Mucho se ha dicho sobre lo ocurrido en la década del 70, con una visión sesgada de la realidad, ocultando parte de los años tremendos de esa guerra y tergiversando la parte que se hace pública”. Y volvió a hablar de guerra cuando sostuvo que “se llegó a situaciones límites que ensombrecieron al país con actos rayanos en el horror. Horrores que serán difíciles de justificar, pero que deben ser interpretados en el marco de una guerra”.
Según Videla, “con este enjuiciamiento se pretende que a través de la sentencia que vayan a dictar homologuen una decisión política, por sentido de revancha adoptada por quienes fueron ayer derrotados. Asumiré, bajo protesta, la injusta condena que se me pueda imponer, para la concordia de nuestro país, como un servicio más”.
Al respecto, Martín Fresneda señaló que el ex dictador sigue pensando “sin pudor ni remordimientos. Sostiene la muerte como refugio moral de su vida. Ahí está quien nos dice que salvó la patria, orgulloso de sus victoriosas batallas”. El abogado añadió que “mataron a sus compatriotas, inermes, amordazados y encapuchados. ¿A esto llaman guerra victoriosa? ¿Esta es la guerra que enorgullece a Videla? Si éstas fueron las batallas del ejército argentino, ¿por qué razón engañaron a la sociedad? ¿O acaso en sus íntimas convicciones pensaron que ese medio era correcto?”.
Indignado, el querellante rechazó que los genocidas pretendan compararse con el ejército libertador de José de San Martín. “Las diferencias están a la vista: uno con coraje y dignidad liberó la patria; otro masacró con crueldad a su propio pueblo. ¿Cómo pueden suponer que la sociedad acepte que es parte de una guerra apropiarse de 500 niños y repartirlos como trofeos de guerra?”. Fresneda precisó que a Videla “le atribuimos responsabilidad jurídica y moral. Pero de ninguna manera podemos gozar de los resultados (de la sentencia). Ellos reflejan a un país devastado, con una deuda externa que se multiplicó seis veces; un país desindustrializado, con salarios reducidos y una desocupación dolorosa”.
Más adelante, el jurista que lleva las principales causas de derechos humanos en Córdoba, llamó “sádicos” a los represores. “¿O no es acaso sadismo lo que sus subordinados hicieron con el subcomisario Albareda diseccionando sus testículos, introduciéndolos en su boca, que luego cosieron, dejando que muriera de-sangrado mientras ellos comían un asado? ¿No es sadismo estaquear el día más frío del año al detenido Moukarcel y arrojarle agua, hasta llegar al límite entre la vida y la muerte?”.
Según Fresneda, ni los propios genocidas confiaron en su impunidad. “Cada uno de ellos sabía que el día de la justicia llegaría. ¿Cómo explicar el bochornoso entramado de mentiras que quisieron instaurar; que oficiales del ejército falsificaran sus nombres para cumplir órdenes? Por esto, no podemos aceptar que nos digan que el ejército de San Martín es el mismo de Videla. Concebimos la existencia de una fuerza militar comprometida con la vida, la democracia, la seguridad y la salud de su pueblo”.
Sostuvo que debido a ello, en las paredes de los cuarteles ya no lucen los retratos de estos ex generales de la dictadura. Recordó que esto se logró gracias a la orden del ex presidente Néstor Kirchner, “cuando pidió perdón al pueblo argentino en nombre del Estado nacional”. Finalmente, hizo un reconocimiento a los generales y militares de diferentes rangos que no aceptaron, “ni aceptarán nunca, sus guerras sucias”.
Un día antes de las condenas a los generales Videla y Menéndez y sus secuaces, se conoció la sentencia contra otros 16 genocidas que actuaron en tres campos de concentración dependientes del Primer Cuerpo de Ejército, que tenía jurisdicción en las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Capital Federal. Doce de ellos, entre los que están algunos de los más emblemáticos represores, recibieron cadena perpetua, y los otros cuatro, 25 años por los asesinatos y torturas en el Club Atlético, El Banco y El Olimpo. Este último lugar de detención motivó la cruda película Garage Olimpo, del cineasta argentino-chileno Marcos Bechis.
Además, al menos seis nuevos juicios orales por delitos de lesa humanidad comenzarán en Argentina este 2011. Se trata de procesos que se desarrollarán en Capital Federal, Tucumán y Salta, en los cuales nuevamente Videla estará en el banquillo de los acusados.
Pero entre los enjuiciamientos más representativos por lo que fue la represión en este país, el 7 de marzo el Tribunal Oral Federal Nº 6 de la Capital Federal iniciará las audiencias en el juicio contra los ex jefes militares Videla, Reynaldo Bignone, Cristino Nicolaides y otros cuatro imputados, por 33 casos de apropiación de menores durante la dictadura. Se trata de la causa conocida como “Plan Sistemático”, en que se les procesa por sustracción, retención, ocultación y sustitución de identidad de menores de 10 años, una práctica común en Argentina en los años de dictadura y que significó que al menos 500 niños fueron robados a sus padres y entregados en adopción ilegal, muchas veces a los propios militares.
La lucha que libra la organización Abuelas de Plaza de Mayo es para la identificación de esos menores, hoy adultos de más de 30 años, que viven ignorando su origen biológico. Hasta la fecha han conseguido devolver su identidad a 102 nietos. Por estos días, concentran sus fuerzas en librar una de las batallas más desiguales: restablecer la identidad a los hijos adoptados ilegalmente por la poderosa dueña del multimedio Clarín, Ernestina Herrera de Noble, que, cuando gobernaba el general Videla, se apropió de los niños Marcela y Felipe.
PAULA CHAHIN
En Buenos Aires
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