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Documento de Historia Nº 023. 13 de Agosto de 2001 (Actualizado 7 de febrero de 2024)


Por Prof. Carlos Martínez M.

Teorías del Poblamiento Americano

Algunas teorías en torno al origen de los primeros pobladores de América

 


En la animación se puede observar como en los últimos 20.000 años la zona del actual Estrecho de Bering permitió el paso de corrientes migratorias desde Asia a América, cerrándose sólo hace 8.000 años.



En la actualidad, la arqueología no ha encontrado fósiles de homínidos diferentes al Homo Sapiens, en América y su antigüedad no supera los 40.000 a.p. Por lo anterior, lo más probable es que nuestro continente fue poblado por humanos provenientes de otras regiones del planeta, sin embargo, desde su descubrimiento, y posterior verificación de que no era la India, sino, un continente totalmente nuevo para los europeos, se han lanzado una infinidad de teorías sobre el poblamiento americano, las que básicamente podemos clasificar en 3 grupos o tipos de teorías: Fantásticas, Contactos esporádicos y Científicas.


i. Teorías Fantásticas


Son aquellas en que no existe ninguna prueba científica de su veracidad, y más bien nacen de diversos mitos o creencias propias de una época. Entre estas teorías destacamos 3, por su difusión e inverosimilitud:


a) La teoría de la tribu perdida de Israel: La teoría de la tribu perdida de Israel fue una de las primeras explicaciones propuestas para el origen de los habitantes de América, inicialmente promovida por algunos estudiosos cristianos. Según esta interpretación, se postulaba que después de la liberación de Babilonia bajo el reinado de Nabucodonosor, un grupo de israelitas se encontraba perdido, sin poder regresar a su tierra natal. Este grupo, en su éxodo, habría emprendido un viaje largo y desconocido que los habría llevado a tierras lejanas, eventualmente llegando a lo que hoy conocemos como América.


La narrativa sugiere que estos israelitas, al no tener un camino claro de regreso a Israel, se habrían extraviado en su travesía y, en lugar de retornar a su hogar ancestral, terminaron estableciéndose en tierras del continente americano. Según esta teoría, al estar alejados de la influencia y la guía divina, estos supuestos descendientes de Israel habrían adoptado costumbres "bárbaras" y habrían olvidado por completo su pasado y sus raíces culturales y religiosas.


La teoría de la tribu perdida de Israel también ha sido adoptada y promovida por algunos grupos religiosos, especialmente por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, comúnmente conocida como la Iglesia Mormona. Esta doctrina se alinea con la creencia mormona de que los indígenas americanos son descendientes de antiguos pueblos del Medio Oriente, específicamente de las tribus perdidas de Israel mencionadas en la Biblia.


Los mormones creen en la existencia de un libro adicional de escrituras llamado "El Libro de Mormón", el cual, según su fe, fue traducido por Joseph Smith, fundador del mormonismo, a partir de unas placas de oro que supuestamente le fueron entregadas por un ángel llamado Moroni. En este libro se relata la historia de un grupo de personas que abandonaron Jerusalén alrededor del año 600 a.C. y emigraron a América. Estas personas serían, según la creencia mormona, los antepasados de los indígenas americanos modernos.


Por lo tanto, la teoría de la tribu perdida de Israel se alinea con la narrativa mormona sobre el origen de los pueblos indígenas de América, proporcionando una explicación religiosa para la presencia de estas poblaciones en el continente. Los mormones consideran que el Libro de Mormón es una historia sagrada que complementa y confirma la narrativa bíblica, y ven a los indígenas americanos como parte del linaje del pueblo elegido de Dios.


Aunque esta teoría ha sido objeto de debate y crítica, especialmente en el ámbito académico y científico, durante cierto tiempo tuvo una influencia significativa en las interpretaciones históricas y religiosas del poblamiento de América. Sin embargo, con el avance de la investigación arqueológica, antropológica y genética, se han propuesto otras teorías más fundamentadas en evidencia empírica para explicar el origen y la diversidad de las poblaciones indígenas americanas.


Dentro del ámbito de la Atlantología, hay varios autores que han contribuido con sus teorías y escritos para promover la idea de una conexión entre la Atlántida y América. Algunos de estos autores incluyen:

* Ignatius Donnelly: Autor del libro "Atlantis: The Antediluvian World" (Atlántida: El Mundo Antediluviano), publicado en 1882. Donnelly propuso la teoría de que la Atlántida era una civilización avanzada cuya ubicación se encontraba en el Atlántico, y sugirió que sus supervivientes pudieron haber migrado hacia América y otras regiones.

* Edgar Cayce: Conocido como el "profeta durmiente", Cayce fue un clarividente estadounidense que en sus "lecturas" afirmaba que la Atlántida había existido y que había dejado huellas en diversas partes del mundo, incluyendo América.

* Jacques Collina-Girard: Autor francés que ha escrito extensamente sobre la Atlántida y su relación con América en obras como "L'Amérique précolombienne et la légende de l'Atlantide" (América precolombina y la leyenda de la Atlántida).

* Rand Flem-Ath y Colin Wilson: Coautores del libro "The Atlantis Blueprint: Unlocking the Ancient Mysteries of a Long-Lost Civilization" (El plano de la Atlántida: Descifrando los antiguos misterios de una civilización perdida), donde sugieren que la Atlántida pudo haber sido una civilización global cuya influencia se extendió hasta América.


Estos autores, entre otros, han contribuido significativamente a la difusión de la idea de una conexión entre la Atlántida y América dentro de la Atlantología, aunque sus teorías y conclusiones son objeto de controversia y escepticismo por parte de la comunidad científica.

b) Los Sobrevivientes de la Atlántida: La teoría de la Atlántida, popularizada por el filósofo griego Platón en sus diálogos "Timeo" y "Critias", ha generado un gran interés y especulación a lo largo de la historia. En la segunda mitad del siglo XX, surgieron diversas corrientes de pensamiento pseudocientífico conocidas como "Atlantología", que se centran en la búsqueda y estudio de la mítica isla de la Atlántida y su presunta relación con otras civilizaciones antiguas, incluidas las de América.


Los adeptos a la Atlantología proponen que la Atlántida fue una civilización altamente avanzada que existió en algún momento remoto del pasado, y que su ubicación geográfica se encuentra en el océano Atlántico, cerca de las costas de América. Según esta teoría, la destrucción catastrófica de la Atlántida habría provocado la dispersión de sus supervivientes hacia diferentes partes del mundo, incluyendo América.


Una de las conexiones que los atlantólogos hacen con América se basa en las similitudes lingüísticas y mitológicas entre algunas culturas precolombinas y la narrativa de la Atlántida. Por ejemplo, se señala que los aztecas afirmaban provenir de una región llamada Aztlán, que podría ser una reinterpretación de la palabra "Atlántida". Esta interpretación se convierte en un argumento para sugerir que los antiguos pobladores de Mesoamérica podrían haber tenido algún vínculo con la legendaria civilización atlante.


Sin embargo, es importante destacar que la Atlantología es ampliamente considerada como una pseudociencia debido a la falta de evidencia sólida y verificable que respalde sus afirmaciones. A pesar de ello, el mito de la Atlántida continúa siendo objeto de especulación y fascinación en diversos ámbitos, incluyendo la literatura, la cultura popular y la investigación arqueológica. (Para más Información puedes revisar lo que dice Paul Rivet en su libro "Los orígenes del hombre americano (1964)".)


c) El poblamiento Autóctono: El poblamiento autóctono de América ha sido objeto de diversas teorías a lo largo de la historia, y una de las primeras aproximaciones científicas se remonta al siglo XIX con la publicación de la teoría de la evolución de las especies por parte de Charles Darwin.


Florentino Ameghino, influenciado por las ideas evolutivas de Darwin, propuso una teoría original sobre el origen de los habitantes de América. Ameghino planteó que los primeros pobladores del continente americano no provenían de migraciones externas, como se creía comúnmente en esa época, sino que habían evolucionado de forma autónoma en el territorio sudamericano, específicamente en la región de la Pampa argentina.


Según la teoría de Ameghino, los habitantes prehistóricos de América habrían surgido y evolucionado localmente, desarrollando sus propias características físicas, culturales y tecnológicas de manera independiente a las poblaciones de otras partes del mundo, como África, Asia y Europa.


Ameghino basó su teoría en evidencias paleontológicas y arqueológicas encontradas en la región pampeana, como restos fósiles de animales y herramientas de piedra tallada, que interpretaba como indicadores de una antigua presencia humana en el territorio sudamericano.


Aunque la teoría de Ameghino tuvo un impacto significativo en su tiempo, hoy en día se considera desacreditada en gran medida por la falta de evidencia científica sólida que la respalde. Sin embargo, su trabajo y sus ideas jugaron un papel importante en el desarrollo de la ciencia en América Latina y en la comprensión del pasado prehistórico del continente.


ii. Teorías de Contactos Esporádicos


En el siglo XX algunos científicos han postulado posibles contactos de América con otros culturas transoceánicas, sin que esto haya afectado notoriamente el desenvolvimiento natural de los habitantes americanos, por esto, aunque fuese posible dicho contacto, se consideran intrascendentes para el estudio del poblamiento americano, entre las teorías de contactos esporádicos podemos mencionar:


La traducción realizada por Cyrus Gordon dice: "Somos cananeos sidonianos de la ciudad del rey mercante. Fuimos arrojados a esta isla lejana, una tierra de montañas. Hemos sacrificado a un joven a los dioses y a las diosas celestes, en el décimo noveno año de nuestro poderoso rey Hiram y nos hemos embarcado en Esyón Guéber, en el mar Rojo. Hemos viajado con diez barcos y hemos rodeado Africa por mar durante dos años. Luego fuimos separados por la mano de Baal, y ya no estamos junto a nuestros compañeros. Así llegamos aquí, doce hombres y tres mujeres, a la «isla de hierro». ¿Soy yo, el almirante, un hombre que huiría? ¡No. Los dioses y las diosas bien podrían favorecernos!".

a) Los Cananeos: La teoría que sugiere que entre los primeros habitantes de América podrían haber descendientes de un grupo de Cananeos se basa en un descubrimiento arqueológico peculiar que tuvo lugar en 1872 en una plantación cerca de Río de Janeiro, en las cercanías de la actual Joao Pessoa, en Paraíba, Brasil. En ese lugar, se encontró una tablilla fragmentada en cuatro partes, cuya transcripción fue realizada por Cyrus Gordon en 1967.


Según la transcripción de Gordon, la tablilla relata la historia de un grupo de personas que se autoidentificaban como Cananeos sidonianos, provenientes de la ciudad del rey mercante. Estos individuos afirmaban haber sido arrojados a una isla lejana, descrita como una tierra de montañas. El texto menciona que realizaron un sacrificio a los dioses y diosas celestiales en el décimo noveno año del reinado del poderoso rey Hiram III, y luego se embarcaron en el puerto de Esyón Guéber, en el mar Rojo.


La narrativa continúa describiendo un viaje marítimo que rodeó África durante dos años, utilizando diez barcos. Sin embargo, durante la travesía, el grupo habría sido separado por la mano de Baal, divinidad cananea, y llegaron a una isla desconocida, a la que denominaron la "isla de hierro". El relato finaliza con una declaración desafiante por parte del almirante, negando ser un hombre que huiría y confiando en el favor de los dioses y diosas.


Este relato ha sido interpretado por algunos como una posible evidencia de un viaje antiguo desde el Medio Oriente hasta América, que habría ocurrido entre los años 552 y 532 a.C., durante el reinado de Hiram III. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta interpretación es controvertida y ha sido objeto de debate entre los historiadores y arqueólogos.


La teoría de que los Cananeos podrían haber llegado a América se apoya en la posibilidad de que antiguas civilizaciones hayan tenido capacidades de navegación más avanzadas de lo que se pensaba anteriormente, lo que habría permitido travesías marítimas de larga distancia. Sin embargo, hasta el momento, no existen pruebas arqueológicas sólidas que respalden de manera concluyente esta hipótesis, y la tablilla encontrada en Brasil sigue siendo un enigma sin resolver definitivamente en el ámbito académico.


La inscripción de Bat Creek

La Piedra del Decálogo de Los Lunas

b) Los Fenicios: conocidos como los más destacados navegantes de la antigüedad, podrían haber tenido contactos con las costas atlánticas de Norteamérica hace más de dos mil años, según evidencia de pictoglifos y estelas encontradas en la región. Entre los hallazgos que han avivado esta especulación se encuentra la inscripción de Bat Creek, descubierta por John W. Emmert en 1889 durante una excavación en los montículos Hopewell en Tennessee. Este descubrimiento, parte de una serie de excavaciones destinadas a esclarecer la autoría de varios montículos en los Estados Unidos, se convirtió en objeto de debate en la década de 1970.


Cyrus Gordon, un destacado académico de estudios bíblicos y del Cercano Oriente, desafió la interpretación inicial de la inscripción de Bat Creek, sugiriendo que estaba escrita en hebreo antiguo. Esta reinterpretación avivó el interés en la posibilidad de contactos transatlánticos precolombinos entre el Viejo y el Nuevo Mundo. J. Huston McCulloch, economista de la Universidad Estatal de Ohio, respaldó esta idea al considerar que la inscripción era un ejemplo primitivo de paleohebreo. Sin embargo, la autenticidad de la piedra de Bat Creek ha sido cuestionada por la comunidad arqueológica, que la considera una falsificación del siglo XIX.


A pesar de las controversias, la inscripción de Bat Creek ha sido utilizada como evidencia por algunos defensores de las teorías precolombinas del contacto transatlántico, quienes la consideran un testimonio convincente de posibles visitas o incluso colonizaciones regulares de América por parte de antiguos marineros del Viejo Mundo.


Otro hallazgo que se relaciona con lo anterior es Piedra del Decálogo de Los Lunas, que fue descubierta por el arqueólogo Frank Hibben en 1933 y ha sido objeto de controversia. Hibben la consideraba auténtica, pero su testimonio fue cuestionado debido a acusaciones de fabricación de datos arqueológicos. Aunque se reportó su descubrimiento en 1880, la escritura paleohebrea ya era conocida, lo que plantea dudas sobre su antigüedad.


La piedra nunca fue trasladada para un estudio científico debido a su peso, y la limpieza constante ha dificultado cualquier análisis de la pátina que podría revelar su edad. Algunos estiman su antigüedad entre 500 y 2000 años.


Cyrus Gordon, un experto en estudios bíblicos y del Cercano Oriente, propuso que el Decálogo de Los Lunas es una mezuzá samaritana, una versión antigua de la mezuzá judía. Esto sugiere un posible origen en el período bizantino. Sin embargo, otros investigadores cuestionan la autenticidad de la piedra debido a errores gramaticales y la falta de contexto arqueológico.


Expertos han cuestionado su autenticidad debido a errores gramaticales y la falta de contexto arqueológico. Algunos consideran que es casi seguro que es falsa, argumentando la ausencia de evidencia arqueológica física que respalde una presencia hebrea antigua en la región.


A pesar de las diversas opiniones, la Piedra del Decálogo de Los Lunas sigue siendo objeto de debate y especulación sobre su autenticidad y origen, desde un posible contacto transatlántico precolombino hasta la posibilidad de ser una falsificación moderna.


 


El barco de totora Ra II, que en 1969 demostró que era posible cruzar el Oceáno Atlántico en una embarcación hecha con antiguas técnicas de los egipcios. La travesía fue comandada por el navegante noruego Thor Heyerdahl.

c) Los Egipcios: La historia de los posibles contactos entre antiguas civilizaciones, como la egipcia, y las culturas precolombinas de América ha sido objeto de debate y especulación durante décadas. Uno de los aspectos más intrigantes es la evidencia de la presencia de sustancias como tabaco, coca y cannabis en momias egipcias que datan de miles de años atrás. (Robinson, 2019)


En 1976, la Dra. Michelle Lescott, del Museo de Historia Natural de París, realizó un descubrimiento sorprendente al encontrar granos de tabaco aferrados a las fibras de los vendajes de Ramsés el Grande, el legendario faraón egipcio. Aunque inicialmente criticada por sus colegas, la Dra. Lescott continuó su investigación, y años más tarde, la Dra. Svelta Balabanova descubrió rastros de cannabis, coca y tabaco en muestras de tejido intestinal de varias momias egipcias, incluida Henut Tanui, una sacerdotisa de la Dinastía XXI. (Robinson, 2019)


Estos hallazgos desafiaron las explicaciones convencionales, ya que el tabaco y la cocaína no estuvieron disponibles en el Antiguo Mundo hasta mucho después de la era egipcia. Para algunos investigadores, esto sugiere que los egipcios podrían haber obtenido estas sustancias a través del comercio con civilizaciones distantes, incluidas aquellas en el continente americano.


La presencia de nicotina y cocaína en momias egipcias plantea la intrigante posibilidad de contactos intercontinentales en tiempos antiguos. Este hallazgo ha llevado a algunos expertos, como el profesor Martin Bernal, a considerar la posibilidad de un comercio mundial mucho más antiguo de lo que se pensaba anteriormente. Si los egipcios estaban realmente en contacto con culturas de América, como sugieren estas pruebas, entonces la historia de la interacción entre civilizaciones podría ser mucho más compleja de lo que se creía.


Las expediciones de Thor Heyerdahl, como la del Ra II, proporcionan evidencia adicional de la factibilidad de realizar travesías interoceánicas en embarcaciones antiguas. A través de sus experimentos, Heyerdahl demostró que las embarcaciones rudimentarias podían navegar exitosamente largas distancias en el océano, lo que respalda la idea de que los antiguos navegantes podrían haber cruzado los océanos para explorar y comerciar.


Al considerar los hallazgos científicos junto con las hazañas de Heyerdahl, surge una nueva comprensión de las capacidades marítimas de las civilizaciones antiguas. Estos estudios sugieren que los viajes interoceánicos podrían haber sido más comunes y factibles de lo que se creía anteriormente, lo que amplía nuestra perspectiva sobre la conectividad y la interacción entre diferentes partes del mundo en tiempos antiguos.


La Leyenda de San Brandán

La leyenda del viaje de San Brandán narra la travesía de este sacerdote irlandés y sus compañeros en busca de nuevas tierras más allá del Atlántico. Aunque la veracidad histórica del relato es cuestionada, su obra, Navigatio Sancti Brendani, ha perdurado desde el siglo XI, sugiriendo un interés duradero en su historia.

La narración detalla un viaje épico que incluye la llegada a una tierra paradisíaca en el Atlántico, posiblemente ubicada en América. Esta interpretación ha llevado a especulaciones sobre la llegada de los celtas a América antes que Colón, aunque esto sigue siendo objeto de debate.

Investigaciones y expediciones modernas, como la realizada por Tim Severin en 1977, han intentado replicar el viaje de San Brandán. Sin embargo, la falta de evidencia arqueológica sólida deja preguntas sin respuesta sobre la veracidad del relato y la posibilidad real de un viaje celta a América en la antigüedad.

A pesar de las dudas sobre su historicidad, la leyenda de San Brandán sigue siendo un misterio cautivador que despierta la imaginación y la curiosidad sobre los posibles encuentros entre culturas antiguas en un pasado remoto. Su legado perdura como un testimonio de la fascinación humana por lo desconocido y la búsqueda de nuevos horizontes (Diario Libre, 2007).

d) Los Celtas: Durante el primer milenio de nuestra era los celtas poblaron Irlanda, Islandia, Groenlandia y, según algunos científicos también tuvieron contacto con los aborígenes americanos, debido al hallazgo de monolitos fálicos y estatuillas femeninas, propias del culto a la fertilidad de los celtas precristianos, a lo largo de toda la costa atlántica de Estados Unidos y Canadá.


La leyenda de San Brandán (s. V de nuestra era), narra su épica travesía en busca de nuevas tierras más allá del Atlántico. Aunque su veracidad histórica es cuestionada, su obra, Navigatio Sancti Brandani, persiste desde el siglo XI, sugiriendo un interés duradero en su historia. Detalla la llegada a una tierra paradisíaca, posiblemente en América, alimentando especulaciones sobre la llegada celta antes que Colón.


Además de San Brandán, se encuentra la historia del Príncipe Madoc, que deriva de manuscritos galeses medievales encontrados en las abadías de Conway y Strat Flur, y también se refleja en baladas de la Edad Media, incluyendo las del trovador gales Meredith. Según estos documentos, en 1168 u 1169, Madoc, hijo natural del rey de Gales del Norte, Owen Gwynedd, decidió emigrar a las tierras americanas que había oído mencionar. En 1170, con unos pocos barcos, Madoc navegó hacia el oeste después de rodear el sur de Irlanda. Se cree que los galeses llegaron al río Misisipi y luego al Ohio, antes de asentarse finalmente en el Misuri.


Las fortificaciones encontradas en Alabama, Georgia y Tennessee, que no se parecen a las construcciones indígenas de la época, probablemente fueron construidas por los galeses. En los siglos XVII, XVIII y XIX, se encontraron rastros de los galeses en varias tribus de Virginia, Ohio y Misuri.


La historia también menciona a un misionero protestante galés, el Pastor Morgan Jones, quien en 1666 fue apresado por indígenas en Virginia y, según se dice, habló en galés con ellos, lo que sorprendió a los nativos. Se afirma que una tribu de la región invocaba al Gran Espíritu usando una frase en galés.


Después de establecerse en América, Madoc regresó a Gales y organizó una segunda expedición con su hermano, llevando consigo diez barcos y trescientos hombres. Se cree que los mandanes, una tribu de "indios" blancos de pelo claro, pueden ser descendientes directos de los hombres de Madoc, y se extinguieron en el siglo XIX debido a su fácil absorción por la población anglosajona.


A pesar de la presencia de ambos registros escritos, no existen pruebas físicas de estos viajes en América, y de ser ciertos, sólo se pueden considerar como contactos esporádicos.


e) Los Chinos y japoneses: Algunos científicos suponen el posible contacto con pueblos asiáticos como los chinos y japoneses, durante el último milenio, como prueba señalan el uso de motivos asiáticos en la cerámica y tejidos de algunos pueblos, como la cultura Valdivia, en Ecuador.


Hwui Shan, un monje budista, emprendió un extraordinario viaje desde China hacia el este en el año 499 d.C., junto con cuatro compañeros, alcanzando la misteriosa tierra del Fusang. Regresó a China durante la dinastía Chi'i, donde su viaje quedó registrado. Aunque los registros originales se perdieron, fueron documentados por historiadores en el siglo VII. La historia se difundió en Europa gracias a sinólogos y naturalistas, como Karl Friedrich Neumann, quien propuso que Fusang podría ser México. Charles Godfrey Leland tradujo y amplió la historia, creando una versión en inglés que generó interés en la posibilidad de un viaje chino a México en el siglo V (Ashwell, 2017).


John Ruskamp, un investigador estadounidense, sostiene que los chinos llegaron a Albuquerque, Estados Unidos, alrededor del 1300 a.C., mucho antes que Cristóbal Colón. Su argumento se basa en petroglifos de origen asiático encontrados en el Monumento Nacional de la ciudad, que sugieren interacciones entre los exploradores chinos y los nativos locales. Previamente, Ruskamp había señalado pictogramas similares en varios estados, interpretados como escritura china de la dinastía Shang (siglos XVII-XI a.C.). Entre estos pictogramas se encuentran representaciones de sacrificios de perros, comunes en la antigua China. Estos hallazgos respaldan la teoría de un contacto temprano entre China y América del Norte (Ruskamp, 2012).


En el libro "1421: El año en que China descubrió el mundo", Gavin Menzies (2004), ofrece una reconstrucción histórica detallada de las navegaciones chinas en el siglo XV. En marzo de ese año, una flota de 107 juncos partió de China (liderada por el Almirante Zheng He) visitando costas americanas décadas antes que Colón, descubriendo Australia siglos antes que Cook y circunnavegando el globo antes que Magallanes. Sin embargo, al regresar en 1423, encontraron un emperador Zhu Di derrocado y un país sumido en el aislacionismo, condenando los logros de su épico viaje al olvido (Menzies, 2004).


Como en otros casos, los trabajos de mencionados, carecen de evidencias arqueológicas creíbles. En 2017, un equipo de científicos rusos y japoneses tomaron pruebas de osamentas pertenecientes a la cultura Valdivia (en Ecuador), buscando encontrar alguna prueba genética de que dicha cultura y otras americanas tienen influencias de antiguos navegantes asiáticos que llegaron a América antes de Colón (García, 2017).


f) Los polinésicos: Entre 1988 y 1992, el navegante Thor Heyerdahl estudió unas antiquísimas pirámides de adobe construidas en el Perú en la localidad de Túcume, descubriendo entre los pictogramas representaciones del Manutara u hombre pájaro, personaje simbólico y exclusivo de la cultura rapanui en la polinesia chilena (Rapa Nui), además de algunos utensilios característicos de Rapa Nui. Lo que podría ser prueba del posible contacto entre los polinésicos y americanos (según sus estudios, a partír del año 1300 de nuestra era), además de la existencia de un intercambio frecuente no sólo comercial, sino cultural entre ambas grupos humanos. Años antes (1947), intentó demostrar que la navegación entre Rapa Nui y Perú era posible usando las corrientes marinas, para esto construyó una nave, bautizada Kon-Tiki, con la cual hizo el viaje. (The Kon-Tiki Museum, s/f)


g) Los vikingos: En el siglo XI, los vikingos colonizaron Islandia y Groenlandia, un navegante, llamado Leif Ericsson (hijo de Erik el Rojo), llegó a la costa de Canadá, llamando a la nueva tierra Vindland (la tierra del Vino), allí se estableció una colonia, que con el decaer de la cultura vikinga fue abandonada, desconociéndose el destino de sus pobladores, los que probablemente se mezclaron con la población autóctona. (Más Información)


Uno de los candidatos más destacados para el descubrimiento de América es Leif Erikson, un explorador vikingo del siglo X. Las sagas islandesas, como la Saga de Erik el Rojo y la Saga de los Groenlandeses, relatan las expediciones de los vikingos hacia el oeste, donde encontraron una tierra que llamaron "Vinlandia". Aunque estas sagas fueron escritas siglos después de los eventos que describen, proporcionan un relato cuasihistórico de la interacción europea con América del Norte. Además, el descubrimiento de un asentamiento vikingo en L'Anse aux Meadows, en Terranova (Canada), por Helge Ingstad y Anne Stine Ingstad en 1960, respalda la idea de que los vikingos llegaron a América antes que Colón.


Sin embargo, la presencia vikinga en América del Norte fue breve y no dejó una huella duradera en el continente. L'Anse aux Meadows es el único sitio confirmado de colonización vikinga en América del Norte, aunque se había planteado otro asentamiento vikingo más al sur, en Point Rosee, Newfoundland (Canada), lo que fue finalmente desacreditado por un estudio de 2016, planteando que todos los vestigios encontrados correspondían a procesos naturales y no a la intervención de algún grupo humano. (Wikipedia, n.d.)


h) Africanos: El planteamiento de Ivan Van Sertima en su libro "Ellos vinieron antes que Colón" (2003) desafía la narrativa tradicional del descubrimiento de América, proponiendo la presencia de navegantes africanos en el continente mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón. Sertima, respaldado por su investigación, sugiere que la historia del poblamiento de América es mucho más compleja de lo que se ha aceptado comúnmente (Van Sertima, 2003).


Una de las teorías que respaldan esta idea es la expedición del rey Abubakari II de Malí, quien, según relatos históricos, emprendió una travesía hacia el oeste en el año 1325 A.N.E. con una flotilla de 200 barcos. La posibilidad de que esta flotilla haya llegado a América se basa en experimentos náuticos realizados por Thor Heyerdahl, que demostraron la factibilidad de travesías transoceánicas utilizando embarcaciones simples. Sertima sugiere que estos navegantes africanos, dotados de conocimientos avanzados de navegación y astronomía, podrían haber llegado a América mucho antes de lo que se cree.


El autor también presenta evidencia arqueológica que respalda su teoría, destacando la presencia de características físicas y culturales que sugieren una influencia africana en las antiguas civilizaciones americanas, particularmente en la región ocupada por los olmecas. Las esculturas monumentales olmecas, con rasgos faciales que algunos interpretan como negroides, y el descubrimiento de artefactos y alimentos de origen africano en sitios arqueológicos americanos, apuntan hacia la presencia de una influencia africana en la región mucho antes de la llegada de los europeos.


Sin embargo, la tesis de Sertima ha sido objeto de debate y controversia en la comunidad científica, y muchos han cuestionado la validez de su evidencia y argumentos. A pesar de ello, su trabajo ha abierto un importante debate sobre la complejidad del poblamiento de América y ha generado un interés renovado en la investigación de las influencias culturales y genéticas en las antiguas civilizaciones americanas.


En última instancia, el enigma de las cabezas colosales olmecas y otros misterios arqueológicos continúa alimentando la especulación y la investigación, y el trabajo de los estudiosos en el futuro podría arrojar luz sobre la verdadera historia de los primeros habitantes del continente americano. (Para más información ver: "Antes de Colón. Navegantes africanos en América")




- Alex Hrdlicka asegura que hace màs de 30,000 años, grupos mongoloides de Asia, cruzaron el estrecho de Bering en Alaska.
Oswaldo Menghin dice que hace más de 70,000 años, una primera oleada pasó por el estrecho Bering. Eran los europidos, no mongoles, Una segunda corriente fue la melanésica de Oceanía y la 3º oleada sostiene que los mongolicos atraviezan el mar de Beering procedentes de Asia.
Paul Rivet asegura que de Oceanía se produjeron oleadas sucesivas hacia México, América Central y América del Sur.
Cuando los hombres procedentes de Bering llegaron a Panamá y las Antillas, penetran a América del Sur
Siguieron unos por el mar. otros por los valles interandinos, a los que se llamaban Andinos, y otros por la selva o arawacs que originaron la cultura Chavín.
- Los que ingresaron desde Las Antillas, fueron los Tupi Guaraní y los Botocudos

iii. Teorías Científicas


Estas teorías se sustentan en distinto tipo de pruebas científicas y más o menos siguen el mismo patrón, es decir, el poblamiento transpacífico (es decir, desde la vertiente occidental del océano Pacífico hacia América), ya sea por tierra o mar.


a) El paso por el Estrecho de Bering (Alex Hrdlicka): El paso por el Estrecho de Bering, según la teoría propuesta por Alex Hrdlicka, se fundamenta en el estudio de las glaciaciones y en evidencias arqueológicas de asentamientos en América. Durante la glaciación de Wisconsin, que ocurrió entre aproximadamente 50,000 y 8,000 años antes del presente, el nivel del mar disminuyó alrededor de 120 metros. Esta reducción en el nivel del mar habría expuesto el fondo del estrecho, creando un puente terrestre que conectaba Asia con América. Este puente terrestre habría permitido el paso de vegetales, animales y, finalmente, seres humanos en diferentes períodos de la historia.


Hrdlicka postula que en tres períodos distintos durante la glaciación de Wisconsin, específicamente entre 50,000 y 40,000 años antes del presente, luego entre 30,000 y 25,000 años antes del presente, y finalmente entre 15,000 y 8,000 años antes del presente, hubo oportunidades para que los seres humanos cruzaran desde Asia hacia América a través del Estrecho de Bering. Durante estos períodos de menor nivel del mar, se habrían creado corredores terrestres que habrían facilitado la migración de poblaciones humanas y la dispersión de especies animales y vegetales entre los dos continentes.


Las evidencias arqueológicas respaldan la teoría del paso por el Estrecho de Bering. Se han descubierto restos de herramientas, artefactos y asentamientos humanos en ambos lados del estrecho que datan de períodos que coinciden con los períodos de menor nivel del mar durante la glaciación de Wisconsin. Estos hallazgos incluyen puntas de proyectil, herramientas de piedra y restos de hogares, que indican la presencia humana en la región en tiempos remotos.


Además, los estudios genéticos de poblaciones indígenas americanas han proporcionado evidencia adicional de un ancestro común con poblaciones asiáticas, lo que respalda la idea de una migración desde Asia hacia América a través del Estrecho de Bering. El análisis del ADN mitocondrial y del ADN nuclear ha revelado similitudes genéticas entre poblaciones indígenas americanas y poblaciones siberianas, lo que sugiere un vínculo ancestral y un origen común en Asia.


Aunque la teoría del paso por el Estrecho de Bering es ampliamente aceptada, también ha sido objeto de debate y crítica. Algunos investigadores cuestionan la cronología exacta de la migración humana y el papel del puente terrestre en el proceso. Además, se han propuesto otras hipótesis alternativas, como la ruta costera del Pacífico, que sugiere que los primeros pobladores de América podrían haber llegado por mar desde Asia, bordeando la costa del Pacífico en embarcaciones.


En resumen, la teoría del paso por el Estrecho de Bering, propuesta por Alex Hrdlicka, ofrece una explicación convincente para la migración humana hacia América durante la glaciación de Wisconsin. Basada en evidencias geológicas, arqueológicas y genéticas, esta teoría sigue siendo fundamental para comprender los orígenes de las poblaciones indígenas americanas y la colonización temprana del continente. Sin embargo, el debate continúa en cuanto a los detalles específicos de cómo y cuándo ocurrió esta migración, y otras teorías alternativas también son objeto de investigación y discusión.


b) El multipoblamiento de Paul Rivet: Paul Rivet, un influyente antropólogo francés, contribuyó significativamente a la comprensión de los orígenes del hombre americano. Rivet respaldó la hipótesis de que Asia fue la cuna del hombre americano, lo que implicaba que las migraciones humanas desde Asia a América habían ocurrido a lo largo de diferentes períodos y desde distintas regiones de Asia y el Pacífico.


La teoría de Rivet se basaba en la idea de que migraciones humanas desde Asia habían llegado a América desde Siberia, a través del noroeste del continente, una hipótesis formulada originalmente por el antropólogo Aleš Hrdlicka. Esta migración desde Siberia hacia América habría ocurrido durante la última glaciación, cuando el nivel del mar era más bajo y se crearon corredores terrestres que conectaban los dos continentes.


Sin embargo, Rivet también propuso que otras migraciones hacia América habían ocurrido desde regiones del Pacífico sur. Según su investigación, migraciones humanas desde Australia habrían llegado a América hace unos 6,000 años, seguidas por migraciones desde la región de Melanesia un poco más tarde.


La obra más destacada de Rivet, "Los orígenes del hombre americano", publicada en 1943, presenta argumentos lingüísticos y antropológicos que respaldan esta compleja tesis migratoria. Rivet analizó similitudes lingüísticas y culturales entre poblaciones indígenas americanas y grupos étnicos de Asia y el Pacífico, sugiriendo vínculos históricos y migratorios entre estas regiones.


Además, Rivet estudió la distribución de rasgos físicos y genéticos entre poblaciones americanas y poblaciones de Asia y el Pacífico, encontrando evidencia de afinidades genéticas y morfológicas que respaldaban la idea de múltiples oleadas migratorias hacia América desde diversas regiones.


El trabajo de Paul Rivet proporcionó una perspectiva innovadora sobre los orígenes del hombre americano, destacando la complejidad y diversidad de las migraciones humanas hacia América desde distintas regiones del mundo. Aunque su teoría ha sido objeto de crítica y revisión, su influencia en el campo de la antropología y la comprensión de la historia humana en América sigue siendo significativa.


c) Origen múltiple en 3 oleadas: En su obra "Origen y desarrollo racial de la especie humana", Oswaldo Menghin (1958), defiende la teoría del origen múltiple del poblamiento de América, proponiendo que este proceso se llevó a cabo en tres oleadas migratorias de diversa procedencia (Menghin, 1958).


La primera oleada, según Menghin, estuvo compuesta por un tipo racial no mongólico con similitudes al hombre europeo. Estos európidos habrían llegado a América del Norte hace aproximadamente 70,000 años, aprovechando un istmo que se formó debido a la glaciación y permitió el cruce a pie firme por el estrecho de Bering.


La segunda corriente migratoria habría sido protagonizada por los melanésidos, originarios del Archipiélago de la Melanesia. Estos migrantes se beneficiaron de las corrientes ecuatoriales del océano Pacífico para alcanzar la costa oeste de México y América Central.


La tercera oleada migratoria, según Menghin, consistió en poblaciones mongólicas que cruzaron el estrecho de Bering en pequeñas embarcaciones. Estos grupos, debido a su mayor número, lograron imponer sus rasgos físicos mongoloides a las poblaciones preexistentes. Avanzaron desde México hacia América Central, llegando hasta el istmo de Panamá y las islas del Caribe.


Desde Panamá y las Antillas, estas poblaciones se habrían dispersado por toda América del Sur. La teoría de Menghin sugiere una secuencia cronológica y geográfica en el poblamiento de América, con diferentes grupos humanos llegando en momentos y desde lugares distintos, lo que habría contribuido a la diversidad racial y cultural del continente. Sin embargo, es importante señalar que esta teoría también ha sido objeto de debate y revisión en la investigación contemporánea sobre el poblamiento de América.


Teoría de las 3 oleadas

Mapa de América mostrando las distribuciones de los tres grupos lingüísticos u oleadas migratorias propuestas por Greenberg et al. (1986). Tomado y modificado de Crawford (1998).

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d) Teoría de las Tres Oleadas: La teoría de las tres oleadas migratorias, propuesta por Joseph Greenberg, Christy Turner II y Stephen L. Zegura, en 1986, presenta un modelo para el poblamiento de América basado en tres migraciones independientes provenientes de Asia. Este estudio, publicado en la revista Current Anthropology, integró evidencia lingüística, morfológica y molecular para respaldar su propuesta (González-José, 2003).


Según Greenberg y sus colegas, la primera oleada migratoria habría sido realizada por los paleoindios, cuyos descendientes son los grupos actuales que hablan lenguas "amerindias". Estos paleoindios habrían llegado a América hace aproximadamente 12,000 años antes del presente (AAP), como sugiere el análisis de glotocronología. Esta migración se relaciona con la evidencia arqueológica de la cultura o complejo Clovis, aunque investigaciones posteriores han cuestionado esta cronología.


La segunda migración habría dado lugar a los grupos de lenguas na-dene, que ocupan el interior de Alaska, la costa norte del Pacífico y una pequeña región en el suroeste de Norteamérica. Esta segunda oleada migratoria habría ocurrido después de la llegada de los paleoindios.


Finalmente, la tercera oleada migratoria habría sido protagonizada por los grupos esquimo-aleutianos, quienes se establecieron en la periferia norte de Norteamérica. Greenberg sugiere que estos grupos están más estrechamente relacionados con el tronco lingüístico Euroasiático.


La relevancia de esta teoría radica en la congruencia que muestran los datos lingüísticos, dentarios y moleculares en la separación de estos tres grupos bien diferenciados dentro de los aborígenes americanos. Sin embargo, es importante señalar que la teoría de las tres oleadas migratorias ha sido objeto de debate y revisión en años posteriores, con investigaciones adicionales que han proporcionado nuevas perspectivas sobre el poblamiento de América y la diversidad genética y cultural de sus poblaciones originarias.


e) Evidencia genética: La teoría de las tres oleadas migratorias se relaciona con la historia genética de los indígenas de América al explicar los diferentes episodios genéticos marcados que han sido identificados a través de diversos estudios genéticos.


En primer lugar, se destaca el poblamiento inicial de América proveniente de Siberia, que corresponde a la primera oleada migratoria propuesta en la teoría de las tres oleadas. Estos primeros pobladores, los paleoamericanos, habrían traído consigo una diversidad de linajes y marcadores genéticos que han dejado una huella importante en la población amerindia actual.


Posteriormente, se identifican otros dos poblamientos migratorios también provenientes de Siberia, que corresponden a las dos oleadas adicionales propuestas en la teoría. Estos incluyen a los pueblos na-dené en Norteamérica y a los esquimo-aleutas en el extremo norte del continente. Estas migraciones posteriores habrían contribuido con nuevos linajes y marcadores genéticos a la diversidad genética de las poblaciones indígenas americanas.


Además de estas tres oleadas migratorias principales, también se plantea la posibilidad, aunque aún no ha sido completamente confirmada, del aporte genético europeo en la América precolombina. Este potencial flujo génico europeo podría haber ocurrido como resultado de contactos tempranos entre las poblaciones indígenas americanas y los exploradores o colonizadores europeos antes del viaje de Cristóbal Colón.


En resumen, la historia genética de los indígenas de América refleja múltiples episodios migratorios que se alinean con la teoría de las tres oleadas, mostrando una compleja interacción entre diferentes grupos humanos a lo largo del tiempo y el espacio en el poblamiento del continente americano.

 



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Historia de América


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