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Ángel Custodio González
(1917 - 1992)


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Regreso



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Vivo de nuevo entre los míos,
íntegro o casi todo, con cuánta alma de menos,
con cuánto porvenir deshilvanado
y más y menos cuerpo y humo y nieve.

Vivo de nuevo entre los míos,
los viejos lazos, liana crecida y fuerte.
Hemos recuperada la voz propia,
y ya tengo el calor más auténtico,
la misma condición, cadena, fuego,
en el centro del corazón que no se colma,
pues no bastan la angustia ni la ausencia,
el alborozo y aventura,
el coloquio o el llanto:
detrás del sol, la noche,
rodando hacia la altura desde el germen.

                       2

De nuevo formo a la ciudad con mis recuerdos redivivos
hechos de carne y alma,
de una esquirla de horas
de días cabales.

Vivo de nuevo su implacable
reflujo indiferente,
la tristeza versátil, 
el aire viejo de sus calles, 
su estrechez y pujanza que, sin embargo, amaba,
cuando sólo podía recordarla
y en otro paralelo soñábamos su nieve, 
la eficaz cordillera de nombre antiguo y tiempo,
y su destino -el nuestro- de semilla creciente.

Construyo, así, de nuevo, a la ciudad
y con todos mis pasos y deseos la mido.

Y la ciudad rodea mi esperanza.

                      3

El río pasa, amilanado y diario,
tan solo y sólo con sus piedras,
tan solo y sólo con su canto
y su niebla hermanada, 
(tres puentes nuevos y unos árboles limpios),
todavía sin mucha miseria,
sin una clara ordenación o pujanza de río,
pero ya viejo y triste,
despidiéndose siempre
y a veces retornando
y siendo él mismo,
nuestro viejo Mapocho, como siempre...

Pasa el río y pasa la ciudad y conducen,
circulan mi esperanza
con su efluvio o su limpia ternura,
el azul más alto,
hacia un cielo más libre de odios y de fábricas.

                      4

Y ya vivo de nuevo,
crezco
limito hacía la muerte fiel,
no la mojada en climas y ciudades lejanas.
Allá estaba también,
a veces más contenta, pero insaciable
y siempre muerte.
No obstante,
casi todos nosotros le éramos como extraños. 
la olvidamos.
Pero ella estaba ahí, hierática y presente,
disfrazada de estatua, de mujer o de espuma.

Aquí está más cercana, más amable,
pero menos temida, 
porque es pariente nuestra.

Vivo de nuevo, hermano, 
común y amigo, como el río
entre céspedes nuevos, joven frescor que recién luce su esmeralda
frente a los cerros verdes que la nostalgia nunca supo
embellecer en demasía.

                       5

En una isla pura de reposo intachable,
de joven corazón y cielo renovado,
dentro y fuera del mundo,
como cuando bajamos al cielo desde un agua,
o tal como se entra al mar intenso, impenetrable
de un espejo que acoge
tan sólo la corteza de los sueños.

Vivo de nuevo al fondo de los míos,
como al último patio, 
el más cálido patio de esas casas antiguas que han visto muertos;
sobre el río central y divisorio
que canta por la noche su belleza, 
frente a los cerros altos, y más allá
de duros y perennes contrafuertes nevados.


(De "Crecida de la Muerte", 1955) 


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Creada en octubre de 2000 - 26 de Febrero de 2024 (Lunes), Santiago, Chile

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