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Documento de Historia Nº 021. 13 de agosto de 2001


La Ultima Palabra de las Lenguas Nativas de Chile.

Por Beatriz Burgos

Dialectos autóctonos luchan contra preeminencia del castellano, y diversas instituciones impulsan planes para que no desaparezcan.

De tanto callar, se olvidó. Callar a punta de latigazos o muerte, de destierro y separación de familias.

Este fue el probado y exitoso método para eliminar el kunza, la lengua de los antiguos atacameños, como política de los conquistadores españoles que llegaron a Chile en el siglo XVI.

Igual suerte corrieron otras lenguas nativas del país. Según una investigación del doctor en linguística Gilberto Sánchez, se estiman muertas al chango, kunza o atacameño, diaguita, selk'nam, yagán y chono, más que por imposiciones culturales, por la desaparición de quienes las empleaban.

Para diversos especialistas, hoy perviven a duras penas en Chile el quechua, el aimara, el rapa nui y el mapudungun. Sus hablantes alcanzan sólo unos miles y las medidas segregatorias de antaño, se repiten sin tanta saña, pero con igual efectividad, compartidas al mismo tiempo con las difíciles condiciones socioeconómicas de la mayoría de sus hablantes. El olvido de las lenguas nativas en el país es casi un hecho consumado. De ser una nación multilingue, la preeminencia del castellano atentó contra el patrimonio idiomático, no menos importante que los vestigios materiales de culturas en extinción.

Hoy, los esfuerzos por no olvidarlas están en manos de docentes universitarios e instituciones culturales. Los factores agravantes, como siempre, son la falta de recursos para la habilitación de programas interculturales de educación y la acendrada idea de que en Chile sólo hay un idioma.

FUTURO NEFASTO

Los expertos coinciden en que las sobrevivientes desaparecerán o en el mejor de los casos su futuro se ve dificultoso.br> No existen lenguas nativas de carácter nacional, ya que el país es un estado unitario y la Constitución determina que el idioma oficial es el castellano.

No obstante, la Ley Indígena de 1993, contiene un apartado que establece el uso y conservación de los idiomas vernáculos, eso sí, junto al español, en las áreas de alta densidad indígena.

En tal sentido, la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) proyecta "la construcción de una sociedad intercultural bilingue". Para el próximo trienio anuncia el diseño de la educación intercultural, la unificación y promoción de grafemarios indígenas.

Al respecto, José Eduardo Curilén, encargado de desarrollo de Conadi, enfatiza que los proyectos dependen de la formación de profesores bilingues. "En Santiago, tras un convenio entre Conadi y el Ministerio de Educación, se están seleccionando colegios donde se apoye la experiencia de estos programas. Este año serán cuatro del Area Metropolitana".

Según Curilén, para trascender el habla restringida de los idiomas nativos se requiere incluir en la normativa legal la oficialización de las lenguas indígenas en el país, y un programa nacional para la especialización en educación intercultural.

En este marco destaca el esfuerzo de la Universidad Arturo Prat de Iquique que forma profesores aimara hablantes, para satisfacer la necesidad de rescatar este idioma que en Chile hablan cerca de 30.000 personas.

Investigadores de la I Región señalan que sólo el 57 % de los encuestados en un estudio sobre la conservación del aimara, tenía conocimiento de su lengua materna, aunque sólo el 30% la utiliza en la educación de los hijos, lo que implica una pérdida de 25% de una generación a otra.

Aunque la situación en el altiplano favorece su permanencia. Un estudio del profesor Manuel Mamani, quien ha formado docentes de esta lengua señala que "en la zona altiplánica del interior de Arica, en escuelas de Caquena, Parinacota y Guallatiri, los niños son bilingues en su totalidad aunque su castellano es deficiente".

Esto sería una situación de privilegio frente a la otra lengua del norte: el quechua. Según el etnolinguista Roberto Lenhert, director del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la U. de Antofagasta, ésta estaría en vías de extinción. "En el presente es hablado por algunos ancianos de Cupo-Turi, y por algunos habitantes de Toconce y Estación San Pedro, como resultado del asentamiento de la mano de obra que vive indistintamente en ambos sectores de la línea fronteriza Chile-Bolivia, y muy de acuerdo con sus patrones de vida andinos", dice.

Otra lengua a punto de morir es el kaweskar, más conocido como alacalufe. Este lenguaje fueguino es hablado apenas por apenas 15 personas en Puerto Eden, además de un pequeño puñado repartido en Punta Arenas, y un par de jóvenes que viven en Santiago. Nada más.

VOLVER A HABLAR

Un caso único es el del grupo étnico compuesto por cerca de cuatro mil atacameños, que está empeñado en incorporar su lengua desaparecida dentro del proceso de aprendizaje. "El interés surgió de las propias comunidades, porque a pesar de que es una lengua muerta quieren recuperarla en el marco de la revalorización de su cultura", precisa Lenhert. El docente ha dedicado más de 20 años a la recuperación de un idioma que casi nadie ha escuchado desde fines del siglo pasado.

"Es una herencia demasiado importante, porque se trata de la lengua hablada por la cultura amerindia más antigua de Chile, de gente que habitó la cuenca hidrográfica del Salar de Atacama hace más de once mil años y pequeños valles al interior de la provincia del Loa", precisa.

Los esfuerzos más recientes se realizaron el año pasado mediante encuestas a 50 informantes de diferentes edades de Peine, Toconao, Chiu-Chiu, Caspana y Cupo, entre otros, que revelaron 200 términos nuevos que estaban incorporados al castellano dialectal. La investigación se traducirá en un informe dividido en léxico misceláneo y nuevos toponímicos.

El kunza sonaba rasposo. "Era una lengua aglutinante, donde los términos se funden unos con otros para formar palabras. Según quienes la escucharon, era muy áspera, dura, con racimos de consonantes", explica el etnolinguista.

Esta misma lengua olvidada es la que se debe incorporar a la enseñanza tradicional de los niños atacameños -según Lenhert- relacionándola con aspectos básicos de su vida diaria.

MAPUDUNGUN INDOMITO

A diferencia de las lenguas del norte, cuyo registro se reduce casi en su mayoría a palabras, y carecen de estudios relativos a sus gramática, el mapudungun o lengua mapuche estaría en una virtual ventaja. Desde la llegada de los conquistadores llamó la atención la vastedad de su influencia -Coquimbo a Chiloé, y de cordillera a mar- y la regularidad de su estructura gramatical.

Según estimaciones de algunos investigadores, entre 1990 y 1995, los hablantes del mapudungun serían entre 400 y 500 mil. La experta María Catrileo, docente de la U. Austral, cree que aún queda tiempo. "Su futuro se presenta como una lengua que perdurará a través del tiempo. Esto se fundamenta en el interés y motivación que ha despertado en las organizaciones sociopolíticas de esta etnia por aprender, enseñar y difundirlo entre los mapuche y también los no-mapuche".

La docente agrega que en algún momento se estandarizará su uso con diccionarios y gramáticas. Para ello, cita el Diccionario Linguistico-Etnográfico de la lengua mapuche, que permite la instrucción didáctica para la enseñanza, junto a la comparación de algunas estructuras del mapudungun, español e inglés.

María Catrileo señala que un equipo multidisciplinario de la Universidad Austral realiza un currículum, junto a la comunidad de cada escuela, para aplicar el proyecto piloto de educación intercultural bilingue que habilita el Ministerio de Educación.

"Se trata de reforzar la identidad del niño indígena a través de un proceso de enseñanza-aprendizaje que le permita conocer su cultura en forma sistemática en la escuela". La máxima aspiración del proyecto es que la aplicación del idioma materno constituya una herramienta para el desarrollo personal del niño.

PROXIMA DESAPARICION

El rapa nui es la única lengua no amerindia de Chile. De 1.600 habitantes autóctonos de la isla, menos de la mitad la habla y entre los niños, sólo del 5 % al 7 %.

"La tendencia de los pobladores de la Isla es que tratan de aprender castellano o, en muchos casos, también inglés. Los padres, quieren que sus hijos hablen español porque estiman que ellos no sacan nada con aprender rapa nui, si con esa lengua no se consigue trabajo", señala Luis Gómez, coordinador del programa Lengua Rapa Nui, de la UC de Valparaíso.

Por esto, el académico avizora una pervivencia de ésta no superior a los próximos 15 años, a pesar de haber iniciado el citado proyecto en 1975, que incluye la promoción de la lectoescritura y la elaboración de material didáctico para la enseñanza escolar del rapa nui hasta sexto básico.

Al analizar la realidad de esta lengua, denuncia la situación que enfrentan por igual los otros idiomas nativos del país. "Las lenguas viven si los hombres quieren que vivan. Todo esto es reversible dependiendo si la gente opta por la propia, y si el gobierno apoya técnica, científica y monetariamente iniciativas como estas", sentencia.

Tomado de El Mercurio 09 de mayo de 1997




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