Se hacía tarde...
Se hacía tarde cuando ya tomándome un hombro
me ordenó:
"Anda y mátame a tu hijo"
Vamos -le repuse sonriendo- ¿me estás tomando el pelo acaso?
"Bueno, si no quieres hacerlo es asunto tuyo,
pero recuerda quién soy, así que después no
te quejes"
Conforme -me escuché contestarle- ¿y dónde
quieres que cometa ese asesinato?
Entonces, como si fuera el aullido del viento
quien hablase, El dijo:
"Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile"
Con la cara ensangrentada llamé a su puerta:
Podría ayudarme -le dije- tengo unos amigos afuera
"Márchate de aquí -me contestó- antes de que
te eche a patadas"
Vamos -le observé- usted sabe que también
rechazaron a Jesús.
"Tú no eres El -me respondió- ándate o te
rompo la crisma. Yo no soy tu padre"
Por favor -le insistí- los tipos que están
afuera son hijos suyos...
"De acuerdo -contestó suavizándose- llévalos
a la tierra prometida"
Bien: ¿pero dónde queda ese sitio? -pregunté-
Entonces, como si fuera una estrella la que
lo dijese, me respondió:
"Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile"
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