Cuántos seres llevo en mí
Cuántos seres llevo en mí, uno para cada encuentro
como una estación donde viven muchos
la sombra como un lento nacimiento
me reúne a los demás
los que aparecen ya estaban presentes
eran los mismos frutos que al mirarlos mucho
nos devuelven al primero de los seres que fuímos
Mi boca posee todos los nombres de la tierra
mi casa, todos los lechos de los sueños
mi puerta, todos los rostros increados
basta sólo responder al llamado del aromo
esa flor que expira, que resuelve la existencia
ya no veo sino copas de un cristal indeleble
aquí donde los demás ven montones de basura
Cuando el panorama que contemplo
sea mi creación, la proporción de mi alma
habré alcanzado la pureza de los cuerpos
cuyos rostros se parecen a su virtud oculta
como el río, a toda su extensión sinuosa
parecerme a mi silencio es lo que pido
a mis ojos abiertos donde el sol fue mi cara.
El que amó la carne con su hueso puro
el que es más grande que mi ausencia o mi dolor
ése es mi cuerpo del cual poseo una parte
un pequeño contorno como un hijo deforme
yo soy una casa más que un habitante
todo empieza en mis manos pero termina en la estrella
mi verdadera alma es aquella que me asombra.
(De "Epifanías", 1970)
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